Me obstino
Me
obstino en venir aquí cada día, a esta esquina de nombres repetidos (gracias) y
ojos escondidos (gracias) donde el viento se estanca y da la vuelta.
Hoy
también.
Me
digo, te repites. Pues bien, me repito, no contengo
multitudes (W.W) pero los números dicen lo que dicen, oh caminante,
aunque este rincón se esté quedando anticuado, como una buena intención,
como un relicario, como un sacrilegio, como un absurdo coleccionista de caras B
mientras la música es apenas un silbido entre las hierbas de Finlandia, un
susurro de Kim (Novak), el saxofón de Coltrane, la risa de L mientras siente el
infierno naciendo en sus muslos morenos de marzo, mi sufrimiento por crear,
crecer, encender la luz entre mis tinieblas, saber, entender, regenerar la
ilusión, luchar contra el paso del tiempo, los adioses, aquellos a los nunca
más veré, la liberación de antiguos miedos, de los de ahora, el desierto, la
poesía de mi piel con venas azules, el calcio de los huesos, las noches más
cortas, más vacías, más duras de soportar. Eso, que me repito.
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