Ella dormía a mi lado.
Primera parte.
Ella dormía a mi lado.
A
mi lado era un territorio de límites difusos.
Empezaba entre el Éufrates y el Tigris y terminaba en el desierto de Atacama. O
así.
Incluso Ella también
era difusa.
También
puede ser que fuese yo quién estuviese confuso y limitado.
Aterrado.
Al
principio el proceso de comunicación era satisfactorio, estaba lleno de aromas,
sabores, tactos, fluidos, complicidad, goce, eso, sí.
Pero
hay un momento, uno, en el que el proceso se altera. Más o menos se puede
resumir así:·
- Estoy cansada.
- No
- Uhhf.
- (Silencio)
Ella
dormía a mi lado y la noche era más larga, las sábanas estaban tapizadas de
botellas rotas, una pared puntiaguda, perros negros rondando, rotundos
vigilantes de una imaginaria pero inamovible línea, una grieta que sangraba, un
abismo, nada que ver con el país tropical de antaño.
Segunda
parte
Pasaron
demasiadas cosas y no pasó nada,
Ahora
duermo solo. Dormir es una forma de definir mi insomnio. Soledad es una certera
definición de mi ahora. Dolor es la segunda acepción. Hastío la tercera. Y fin
la forma de terminar esta confesión. Fin.
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