No me lo tengan en cuenta.
…Estos
próximos días escribiré sobre quién tantea el mármol, aquel que tiene el
violonchelo y el tambor, el sello de admitido en
rojo que se vea, que se lea, que usted, yo, aquel de gafas, pertenecemos al
clan, a pesar de que callemos, seamos buenos, levantemos los brazos o los
bajemos, incluso que recemos en una esquina de una ermita oscura.
No
me lo tengan en cuenta.
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