Cantamañanas.
Créanme es fea, pero solo si la
miras desde un balcón. Para un cantamañanas como yo no fue difícil verla aunque
para ello tuve que sacar medio cuerpo fuera a riesgo de romperme la crisma. En aquel
momento no medí por qué me arriesgaba tanto, soy desmedido.
Es fea, decía, pero solo si no
metes la cabeza en su pecho y ojeas por dentro, entonces, ay entonces. Lo hice,
me curé, dejé de ser un cantamañanas, entré en un estado de absoluta rendición,
un bendito. De ahí pase a quitarme el velo y deslumbrarme con su belleza. Vendo
cupones por las esquinas, compro postales de su ciudad para no olvidarla, me
pongo la chaqueta del revés y a punto he estado de ser arrestado por desacato a
las normas.
Créanme ella es bella y canto
sus canciones en varios idiomas, pinto su nombre por las paredes, le envío
mensajes con golondrinas revolucionarias. El problema es que ahora ella se ha
vuelto una cantamañanas y yo sigo feo. Ay.
2 comments :
Eres mucho, Pedro, me alucina la capacidad que tienes de escribir tanto, tan variado y todos los días. Y siempre genial.
Por fortuna no eres el cantamañanas del relato.
Besos y abrazos, chicarrón
Virgi con mayúscula, escribir no tiene mérito, lo difícil es que te lean
Un beso
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