miércoles, 15 de junio de 2016

Montañeros.



Éramos jóvenes. Escalábamos montañas, trepábamos por pendientes escarpadas. Abajo nos observaban las negras simas, el vacío.

Las cordilleras nos desafiaban. Con gran compañerismo zigzagueábamos entre aristas cortantes, dándonos ayuda y colaboración en los desfallecimientos, sobre rocas inmensas, piedras singulares, oxígeno enrarecido, nieblas que ocultaban la realidad del llano, grandes pájaros que siempre estaban más arriba, con el desafío de llegar a la cima.

Éramos jóvenes. En aquellas excursiones aventureras guardábamos la secreta ambición que en lo más alto nos esperase una mujer desnuda.

Al bajar de las cumbres, satisfechos, cansados, también ansiábamos que nos esperase una mujer desnuda.

Nunca nos esperaron.

Ni siquiera vestidas.

Por eso, entre otras cosas, cambiamos de actividad y nos lanzamos a un deporte más arriesgado, ser hombres.

Seguimos entrenando.


6 comments :

virgi dijo...

Seguro que más de una te esperaba, aunque ahora te hagas el modesto.
Besotes, querido Pedro.

LA ZARZAMORA dijo...

"Necesito mis recuerdos: son mi documentación". Louise Bourgeois.

Últimamente en tus últimos post me la estás recordando...
;)

Besos, lindo montañero.

Pedro M. Martínez dijo...

virgi, esto que escribo es pura ficción (o casi). Mi respuesta real puede que (te) suene machista (ahora hay que tener mucho cuidado con el lenguaje) pero, veras, en aquel tiempo sí venían chicas al monte, subían con nosotros en alegre camaradería. No nos esperaban desnudas arriba (ni abajo), nosotros tampoco nos desnudábamos y era muy agradable esa forma de compartir el ocio, el deporte.
Pero, ay.
Resulta que esas chicas que venían monte, tan concienciadas, tan deportistas, cuando se emparejaron, cuando se ennoviaron y no te digo nada cuando se casaron (con los montañeros) no volvieron a subir a ningún monte. Eso no es lo peor (cada uno que haga con su vida lo que quiera), lo peor es que al final reprobaron que sus maridos subiesen al monte.
Cuento esto sobre casos concretos, que he vivido, quizás no era siempre así, no con todos/as pero sí con la mayoría de montañeras (¿?) que conocí.
Sé que no es tu caso y me da una envidia que no lo sabes bien.
Ah, tampoco es mi caso.

Pedro M. Martínez dijo...

LA ZARZAMORA, curiosamente la tenemos (una expo) ahora en Bilbao, un auténtico disfrute.
.. http://bourgeois.guggenheim-bilbao.es/
Mis post son una llamada, una petición de auxilio.
A veces alguien me lanza un salvavidas al agua
A veces tan lejos que no llego.
Menos mal que nado (o nadaba), bastante bien.
Besos múltiples.

Pedro M. Martínez dijo...

Ah, el post de mañana es una continuación de este.

LA ZARZAMORA dijo...

Ya decía yo...

Aynsss lo que me gustaría verla!!!
Bueno, ya vendrá a Paris.
Que si la montaña no va a Mahoma, Mahoma irá a la montaña ;)
Qué grande esta mujer y sus espacios, verdad?
Uno no sale inmune tras haberla leído y penetrarla.

Besos a tutiplén.

(Te espero en la cima disfrazada de tirolesa, con trencitas y todo :P)

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