El increíble hombre menguante
Soy el auténtico e increíble hombre menguante.
Me llamo Scott Carey, nací en New York, actualmente vivo en Bilbao, Spain, diferentes circunstancias han hecho que me decida a hablar.
No conocí personalmente a Richard Matheson. Aunque vivíamos en el mismo edificio jamás cruzamos una sola palabra. Muchas veces le vi sentado al lado de la fuente de Bryant Park, absorto en sus pensamientos, dando de comer a las palomas.
Hasta varios años después no supe que era escritor y guionista de cine. Ahora sé que se inspiró en mi vida para al menos uno de sus trabajos. Lo que no sé es cómo pudo enterarse.
Si han visto esa película seguro que todos ustedes conocen mis peripecias a consecuencia de la extraña niebla radiactiva que me envolvió mientras navegaba en un barco de recreo. A partir de ahí noté que estaba menguando, sentí un progresivo empequeñecimiento de mi cuerpo, sufrí el ataque de un gato, de una araña, las escaleras se convirtieron en montañas y terminé en una mínima comunión con el Cosmos. The End.
Ese debía ser el final, pero en la realidad una vez allí toqué la pared del infinito y se invirtieron los términos, crecí hasta mi tamaño anterior, subí las escaleras, pisé a la araña, de una patada saque al gato por la ventana y jamás volví con Louise.
Pasaron los años, cambié de país y pensé que había logrado la normalidad. No.
De nuevo, con lentitud pero sin pausa, día a día me estoy haciendo más y más pequeño. El gato que me ataca es sutil, grande, más parece un perro negro. La araña es implacable, me tiene aprisionado en una tela enérgica de la que no me puedo liberar. El Cosmos sería una liberación. Y esto ya no es un film.
Para colmo, me he enterado que Jack Arnold, el director de la película, está rodando otra basada en mi vida, ‘La Mujer y el Monstruo’. Pero esto lo contaré otro día.
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