El siguiente.
Sobre esto que digo, dije (aunque
nadie lo recuerde), afirmo, sí, solo hace falta, es necesario dar el paso,
darlo, saltar sobre la imaginaria raya que (n)os limita de norte a sur, buscar
el sur, sin juego de palabras, jugándonos la vida, desde ahora al súbito dolor
en un costado (o en la cabeza, o en el hígado, el corazón no duele hasta que se
rompe, decía mi abuela), cuando no haya vuelta atrás, muerto el burro la cebada
por el rabo (también lo decía mi abuela), agitar los brazos fuera del agua, que
en la orilla sepan que no nos ahogamos, que nos movemos, que todo es mentira (o
verdad, según se mire) menos esto de ahora, respirar, sentir, la consciencia,
la emoción, no la rutina de estar, no, la exaltación, hacer que al otro/a le
brillen los ojos hasta la lágrima y llorar tú, compartir el miedo porque no hay
salida, no la hay, todo está escrito y hay que sujetarse fuerte a la silla, que
no nos quiten el puesto, aunque estemos en la última fila, la función sigue,
apenas distinguimos a los actores pero sigue, los altavoces lo dicen, tú ¿qué
crees?, vale, paso palabra. El siguiente.
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