viernes, 27 de noviembre de 2015

Txikiteros.


A raíz de la aparición de videoclip de Curruscu para Yellow Big Machine no han sido pocas las personas que se han dirigido a este cronista para preguntarle qué es eso de los txikiteros.
Para aclararlo de una vez por todas y despegar dudas expongo lo siguiente.


 
El txikiteo es una costumbre típica vasca de relación cívica, una forma de garantizar la pervivencia de la solidaridad y la cohesión social, un acto voluntario que comporta variados beneficios morales tanto para la persona como para la colectividad.

Es un rito que consiste básicamente en recorrer en cuadrilla los bares de la localidad y mientras se saborean los ricos caldos riojanos se comparten conversaciones, experiencias, emociones dentro de un caluroso clima de amistad y compañerismo.

En clara contraposición a un determinado modelo de sociedad individualista que desde fuera se nos pretende imponer, que nos intenta atemorizar con imaginarios peligros y catástrofes, que nos anima a quedarnos en nuestra casa frente a una pantalla, ya sea del televisor o del ordenador, el txikiteo contrapone los beneficios personales, psicológicos, emocionales y sociales que comporta la costumbre de salir a la calle para tomar unos vinos con los amigos, para hacer nuevas amistades, en definitiva para compartir nuestra vida con otras personas, con los Otros.

Los txikiteros de antes estaban uniformados, gabardina larga y boina en invierno, camisa blanca, pantalón de mil rayas y boina en verano. Una buena cuadrilla de txikiteros era respetuosa con las damas, tanto que era imposible que una mujer se integrase en una de ellas. Las mujeres en general eran las madres, las hermanas, la propia y las hijas. La propia tenía una paciencia digna del santo Job. Las madres cuidaban a sus hijos solteros hasta avanzadas edades (frisando los 60 o 70 años de los niños), siempre tenían las camisas planchadas y una cazuela de bacalao al pil pil lista para comer. El resto del mundo femenino no existía, como mucho la panadera, la señorita de la ventanilla de la caja de ahorros, la vecina del segundo que en otros tiempos fue al mismo colegio y no más.

A pesar de mi integración en la sociedad bilbaina siempre me he sentido ajeno a este mundo del txikiteo. Aun respetando las tradiciones, me parecía alienante, antiguo, de otro tiempo. Sobre todo porque mi afición al vino era nula y mi afición a relacionarme con damas, intensa. Con el tiempo me doy cuenta que posiblemente, como en tantas otras cuestiones, estaba equivocado.

Pues bien, quiero anunciar en este foro de comunicación varias cosas:

Me he comprado una boina.
Me he integrado en la cuadrilla de mi barrio.
He cambiado el sillón por el txikiteo.
Me tomo entre 14 a 15 txikitos cada día.
Mari Sol me ha dejado por un tal Juantxu.
Este era mi destino
 No sé en qué orden.

Eup.


3 comments :

Encarna C dijo...

Escrito definido impecable. Está claro escribir es lo tuyo también. Como eres hiperactivlo, harás todo.

Por cierto una observación: Tú boina impecable y las de los amigos se sientan en ellas? Ponlos a filas que el porte debe estar en la tradición. ☺

LA ZARZAMORA dijo...

Se nota que tu boina es nueva...
Y a Txikitear!!
Besos, guapoooooooooo!!!
:))

Maribel dijo...

Compruebo (no sin asombro) ( haciendo hooooooo para mis adentros) que también sucumbiste a la tentación del palo-selfie 😉. Gracias por hacernos partícipes de las/tus tradiciones y con el/tu humor marca de la casa.
Con tanto txiquito la que te veo doble soy yo, aviso.

Besets!

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