Nunca escribiré una carta así..
Ay, hemos perdido a propósito el libro que todo lo explica, pero ven, cierra los ojos, vamos a nadar a otros mares, a otros remansos, aunque tengamos que diseñar un océano interminable, aunque tengamos que determinar la altura de los cordeles donde se probará nuestro equilibrio. Ten en cuenta que desde ahora todo debe ser más claro, vacío de esas dudas adultas y dormidas, con respuestas de nácar, con niveles que modificaremos a nuestro antojo.
Jamás
he conocido una mujer como tú, tan fuera del mundo que dominaba, que manejaba, el
que sabía. Eres diferente, me atraes hasta desafiar tantos ojos mirándonos como
rocío en la hierba detrás de nuestros pasos.
Vete
de viaje, sé feliz y vuelve. No te preocupes, veo tu alma transparente, tan
delicada que no sabía que el prodigio estuviera escondido ahí, junto al
cementerio de paredes verdes, junto al caserío blanco de aldeanos que cuidan
sus vacas y sus costumbres, en esa persona, tú, que tejes un adagio que no
conocía, yo, que en tantos conciertos he silbado eso de Yorgos Seferis, allí donde toques la memoria duele, que en tantas noches de ginebra y soledad he estado
rodeado de sombras con forma de mujer y me han contado tantas y tantas
mentiras, y verdades. Tantas y tantas manos tendidas y era otra cosa, porque
ahí estaba el factor que marca la distancia, o la cercanía, que determina donde
empieza la caricia y donde termina esta melodía que no sé detener porque te
hablo y hablo y veo tus ojos de agua y me maravilla que en el mundo queden
personas como tú, que deberías ser una especie protegida, que voy a proponerte
como paraíso natural, como reserva de protección de lo que ya no hay.
No
te preocupes con dudas y tristezas, siempre hay un mañana para llorar, hoy
vamos a reírnos porque hemos estado juntos, mirando nuestro mar, mirando
nuestro aventurada relación que crece desde nosotros como una planta
incontrolable.
Dejemos las tijeras de podar y abonemos confiados ese abrazo en
silencio, las olas ahí abajo, sin gaviotas, las rocas, los vientos, nuestros
pechos alborotados porque la piel nos quema y olvidarnos del mundo de ahí
fuera. Se me escapan los caballos cuando te pienso y me vas a permitir que el
próximo día no hablemos, no preguntemos, dejemos un minuto de silencio para
oírnos, para escucharnos los corazones desbocados cuando nos miremos a los
ojos. Te beso con tal ternura que me duele algún músculo perdido ahí, entre el
cuello y el ombligo. ¿Será un sentimiento que quiere volar?
2 comments :
Volví, y si has estado, Pedro, te aviso, ¡maravilloso! Pero qué va, tú siempre estás. maravilloso. Lo que falta es la frecuencia con que te lo digo. Pero con que te sepas que lo pienso me conformo. Me ha encantado. He volado. He sentido un latido y otro y otro. Tu escritura me revive, Pedro. Siempre, te abrazo con cariño.
Libélula, un alivio. Después del silencio. Recibo el abrazo y me emociono con el cariño.
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