Carta en su ausencia rusa.
En sus
viajes anteriores, interiores, escribía desde el fondo de mi corazón, sacando
todo el amor, contándole lo que ocurría aquí cuando no estaba. Me refiero
dentro, me refiero fuera.
En
este viaje ruso escribo desde no sé dónde, apenas sé ya a quién, mucho menos
sabiendo el por qué de mi obstinación. Siento en esta reiteración que mis
palabras se aglomeran desde el borde de un sentimiento sin forma, borroso, algo
así como una nube de tormenta, negra, cargada de electricidad. Aunque ya todo
es una nube, no hay cielo, solo esa informe masa negra. Está detrás–me dicen
algunos. Mienten- les digo yo-.
No tengo
ninguna duda del recuerdo constante, de su presencia en mi, ya se haya
convertido en ideal, imposible, quimera, nostalgia, sueño, pesadilla, afán o
manera de llenar mis vacíos.
No
tengo ninguna duda sobre mi amor, bien sea por ella, bien por mi necesidad de
amar -¿lo imposible?-
Tengo
otras dudas. Las dejo ahí, tendidas. Llevan tanto tiempo tendidas que parecen
melocotones con manchas marrones, peces boqueando sobre las tablas del
embarcadero, limones de piel arrugada, un elefante sin trompa del zoo de Jerez.
André Gide definía la melancolía como un fervor caído. Escribo esto bajo el
olivo, llueve con fuerza y está creciendo musgo en mis piernas duras, las que
se esfuerzan por recorrer el circuito diario junto a la ría, con los músculos
excitados, plenitud, virilitas, zancadas de alguien que no se quiere parar, que
no se deja vencer por el bostezo de amaneceres y despedidas, de rutinarios
paseos por los mismos caminos, por la edad, senectus.
Desde
el mezzo del cammin han apagado la luz.
No
sé si volverá.
2 comments :
http://m.youtube.com/results?q=embraceable%20you&sm=1
Siempre me ha gustado la emoción que transmite Sarah Vaughan en Embraceable You
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