jueves, 28 de noviembre de 2013

Pheniletinalamina.



Ariadna ha perdido el hilo y el Minotáuro acecha al personaje que invento en esta esquina del pretendido relato. Las Variaciones Golberg suenan como música de fondo, aunque Gillespie. El sarcasmo muerde a quien se acerca demasiado. Si no nos apresuramos llegaremos tarde a nuestro propio funeral. El mandril informa que está harto de sus posaderas rojas, hinchadas y despellejadas, quiere cambiar de asiento, o de culo. El feo Caligari de la derecha, acunado en Góngora, opina que solo del Amor queda el veneno. Los transeúntes le escupen, uno le roba el pañuelo, otro le desprecia con un silencio de cieno.
Los caballos han salido del plano y sobre la hierba quedan sus excrementos humeantes. La tierra solloza. Los pájaros han cambiado de escenario. La poesía huye hacia el cercano cementerio frecuentado por ladrones de bicicletas y cadáveres.

¿Y? -

Zoloft los martes, Paxil los miércoles, Remeron los viernes, psicofármacos como serpientes deslizándose por la enfermedad y los errores. Elogio de la ira. Un cuchillo cortando el azafrán y convirtiendo en una fiesta trágica la filosofía de lo imposible. El personaje que invento no entiende nada, sabe, como Dickinson, que una carta encierra la inmortalidad, porque es la mente sola, sin amigo corpóreo. Y escribe sobre lo que no pudo ser, sobre lo que no podrá ser. A veces alguien le entiende y le envía suspiros y claveles, orgasmos antiguos en cajitas de plata, testimonios desgarradores, revelaciones surcando su sosiego, gotas de sabiduría, un disco de los Byrds, un poema como una antorcha, la lengua de un ahogado, el infortunio manchando con un garfio los muslos de cristal de la Belleza.

Pasan los días como un torpe payaso que tropieza en las aguas dormidas. Entre las horas colgadas como ahorcados se desliza la voz del personaje que invento acariciando un cuerpo sombrío envuelto en silencio y rencor. Pasan los años con su cargamento de avenidas a ninguna parte, con la calavera de relojes asesinos, rauda se desliza la vida río abajo y el barquero es ciego.

¿Para qué me sirve todo esto que escribo si Ella ya no quiere leerlo?



4 comments :

LA ZARZAMORA dijo...

Todo menos seguir enviando la palabra a la hoguera de nuestros propios infiernos...
Críptica, hermética, o desmelenada siempre llegará allá donde esté destinada...
Es sabia, mucho más de que lo que ella misma adivine y transmita en su indolente significado para muchos...
Besín, Pedro.

LA ZARZAMORA dijo...

de lo que ella misma... quise decir
Ya sabes a estas horas...
;-)

Pedro M. Martínez dijo...

LA ZARZAMORA, corazón, en mi caso no tengo infierno, quebró, el purgatorio está cerrado por balance y el cielo está muy lejos. En esta esquina me dedico a desvariar mientras llega la primavera, se me caen las palabras de los estantes y tengo el almacén medio vacío. No hay problema, bajo a comprarme un diccionario. Besos y besos agradecidos.

LA ZARZAMORA dijo...

Te entiendo, cielo...
En eso andamos muchos...
Mientras no nos condenen por no estar ni ser de nadie, ni de contar lo que se nos pase por la cabeza, ni por no estar en ningún lado y estar por todas partes, todo irá bien...
Besines.
Agur
;-)

Mi foto
Bilbao, Euskadi
pedromg@gmail.com

Creative Commons License Page copy protected against web site content infringement by Copyscape ecoestadistica.com site statistics

Vistas de página en total

Lo que hay.(Desde 08.02.07)

Se quedaron

Así vamos

Aquí desde 08.02.2007

(Antes en Blogia desde 07.2004)

(Y mucho antes en "La tertulia en Mizar")

6.934 entradas