Deliquio.
La
palabra nos hace.
Al hablar, somos.
Aunque digamos deliquio y
escuchen zzzh, o nada, aunque la voz quede tendida y se la lleve el viento,
aunque la picoteen entre las piedras los andarríos y se pierda bajo el agua al
segundo siguiente de salir de nuestra boca.
Puede ser que escribamos
un poema, lo guardemos bajo el mantel y al leerlo meses después nos invada el
mismo sentimiento, que recordemos, añoremos, suspiremos. Puede ser que nos
invada otro, diferente, con aromas nuevos, con los viejos caminos, los miedos.
Puede ser que nos haga temblar.
No recuerdo qué palabras
susurré al oído de aquella a la que amé.
Hoy
leo una carta que (me) escribí hace meses, cuando se (me) rompió el sentido de
la vida.
Hoy
(me) leo la intensidad de aquel momento.
La palabra nos hace, el
espejo nos miente, no somos ese que mira.
El
tiempo no existe y sin embargo llega diciembre y el invierno está aquí.
4 comments :
Aprovecha el frío, Pedro, cielo, y léete de un tirón 84 Charing Cross, verás que maravilla.
Mientras, pa' darte envidia, yo sigo nadando.
virgi, frío, frío no hace, pero llueve sin parar, sirimiri.
Estoy leyendo a Patrick Modiano, en cuanto lo termine me meto con 84.
Y me da más envidia ese agua que te rodea que el hecho de nadar (muy nadao estoy ya)
¡Ay, pillín!
A ver si un día cruzo la ría contigo :)
virgi, mejor cruzarla andando, por algún puente, baja estos días un poco fría y sucia, nada que ver son esas aguas cristalinas. A ver si es verdad.
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