sábado, 10 de enero de 2009

▼ octubre 2008 Un día.

…Nada más trágico para quién creyó morir que una lenta convalecencia. Después de que el ala de la muerte te ha tocado, lo que parecía importante ya no lo es; lo son, en cambio, otras cosas que no parecían importantes o que incluso no sabía que existieran. El montón de todos los conocimientos adquiridos que gravita sobre nuestro espíritu se desconcha como una capa de pintura y aquí y allá deja ver la carne misma al desnudo, el ser auténtico que escondía... (André Gide)
Un día, sin saber cómo ni de dónde, recibes una carta con hojas secas, con cerraduras austeras, con pisadas de gacelas invisibles, con hiedra roja que viste de ilusión las paredes mustias.

Contestas.

Al poco llegan otras cartas con cantos rodados, con globos de helio golpeando el techo, con terrores planos en pasadizos sin final, con poemas envueltos en sal.
Contestas todas menos una.

Las cartas siguen llegando y ya es verano.
Contestas algunas y se acaba el año.

Un día llega el silencio, se sienta el silencio en la frontera azul de la garganta, al otro lado arde un fuego de banderas mientras el guardián nos mira con ojos de penumbra.

No importa cuántas puertas se abrieron, ni los paisajes, ni la diadema de algas en la playa, ni los perros del deseo ladrando sonámbulos sobre la ceniza.

No importa el sordo dolor de imaginar, ni la distancia de puentes levadizos, ni el milagro de andar sobre las aguas de cobalto y peces artificiales.

Importa el amor flotando ahí abajo, entre tantas palabras nadadoras, inútiles, húmeda certificación de qué todo aún es posible, esperanza insomne que cuenta estrellas.

¿Cuántas llevaré? (sin exagerar)


16 comments :

sk8 dijo...

Creo que muchos de los que te seguimos, nos sentimos identificados con tu narrativa.
Una vez más, todo un éxito...

pati dijo...

(...) con poemas envueltos en sal en papel de estraza y sello lacrado.

Esas cartas son las que a mí me llegaron. No recuerdo en qué mes, ni en qué estación del año; no importa.
Ya no recibo más cartas.

Te sigo.
En silencio.
Y floto.

Besos :)

Arantza G. dijo...

Esperanza insomne que cuenta estrellas...de tanto mirar al cielo pueden crecer alas o se puede transformar en ángel y eso sería preocupante.
Buen fin de semana.
Besos

gaia07 dijo...

Son un regalo, algo gratuito que no hay que ganar ni merecer. Llevan a la intimidad complacida huyendo del combate perpetuo.
Y acaban siendo trampas perversas, que obnubilan con el deseo de que empiecen a llegar de nuevo.
Te superas cada día. Un beso.

Pedro M. Martínez dijo...

Bienvenida sk8, esta es tu casa (siempre lo ha sido).
¿Los que te seguimos? Miro para atrás y camino solo.
Ah, ¿eres esa belleza rubia? Hola, hola
Éxito de público y crítica, como los toreros, solo me falta salir a hombros ¿me llevas?

Pedro M. Martínez dijo...

pati, flotando en cartas que no llegan, anda, baja, que te vas a caer.
Qué manía tienes de subirte a las nubes.
Silenciosa belleza, si es por cartas te mando dos.
El tres de espadas y el cuatro de oros.
¿Te plantas?

Pedro M. Martínez dijo...

Ya, ya, Arantza G., no me lo digas, en Vitoria no hace frío, ya lo sabía.
Me han dicho que en la Florida hay pingüinos ¿es cierto?
Eso de las alas es una incomodidad, te lo digo yo.
Y te paso te beso.

Pedro M. Martínez dijo...

gaia07, un día me subí el bramante al último lazo.
Y salté, sí.
Pero en la caída creo que me fracturé algo así como el corazón, o el alma, o la esperanza, no sé, algo.
Ya no quiero superarme.
Me conformo con saltar a la cuerda y jugar al corro.
Ya me sé.
(Algo)
Besos de este señor serio (no, no pongas esa cara, soy yo)

Shandy dijo...

Nunca tuve la experiencia que describe Gide (toco madera), pero sí la ´viví de cerca con otras personas a las que quería. Y eso ya me sirvió para tener otra prespectiva sobre la vida.

En cuanto a las cartas, yo sí creo que importan las puertas que se abrieron, los paisajes, las diademas...

Besos

Arantza G. dijo...

Es que somos más chulos que el punteras...
Besos

Pedro M. Martínez dijo...

Shandy, yo sí.
Por eso la he dejado ahí.
La proximidad de la muerte me cambió la vida.

Las cartas, ni sé las que llevo escritas.
Besos (ya era hora, llevabas tiempo sin mandarme ninguno)

Pedro M. Martínez dijo...

Arantza G., mis primos, no.
Y eso que tengo 6, ahí, con los pingüinos
Besos

Arantza G. dijo...

Bueno...con la familia nada de bromas. Ni tocar.
Tranquilo que no pensaba en ellos; además pueden ser mis amigos...
Un besito y a dormir.

ana p. dijo...

Y un día abres un cajón o una vieja caja de zapatos y allá están, en un atadillo quizás con una cinta de colores, o una cuerda de las de toda la vida. Y desanudas.... desanudas ...
y el torrente de libelulas que salen volando en tropel de tus ojos directas al corazón. Y acaso sueñas que sean recuperables que vuelvan cual golondrinas como decía aquel. Y orees en el balcón de tu memoria la tersura de la inocencia, la infinita confianza, la lealtad de los días sin traiciones.... Hago el lazo sin apretar mucho... por si la nostalgia vuelve a pellizcarme. Besos sin añoranzas Pedro

Pedro M. Martínez dijo...

Pues los amigos de mis amigos son mis amigos Arantza G.
No puedo dormir ahora, tengo que trabajar.
Pero besarte, sí.

Pedro M. Martínez dijo...

Qué comentario tan bonito ana p., muchas gracias.
Un beso actual

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