lunes, 13 de octubre de 2008

Astronauta.

...ya sabes que no puedo, ni tú puedes
renunciar y borrarte: te has escrito...

(Guillermo Carnero)

Un astronauta es un dibujante colgado de la negra piel del universo, un ave de presa que se disfraza de ángel con escafandra, un investigador de espacios no transitables por bandadas de patos, por vientos de superficie arrastrando veletas con cabeza de gallo. Es un físico sin codicia por las olas de mares detenidos, por nubes como cicatrices, por piedras temerosas del rocío. Un matemático limitado a diez números, a contar al revés, de más a menos, de todo a nada, una paradoja que acaba en cero y empieza un viaje al más allá o al infinito, a un agujero negro o a un resquicio de eternidad, rincón donde viven los vigilantes celestiales, si los hubiera, si desde un azar de estrellas muertas y espacios inabarcables su mirada otease el afán de saltar a esa nada sin color, ahí arriba, tan lejos. Un astronauta es un hombre con muñones en las alas.

Pienso esto mientras paseo por la Vía Apia. Soy otro turista más, anónimo detrás de unas gafas negras. Algunos me gritan:"Johnny, Johnny ¿dove vai?". En los abarrotados estantes de la Feltrinelli encuentro un curioso “Il cha-cha-cha dei cosmonauti”. Escucho esta música de Battista Lena en una habitación con espejos, en el palacio junto a Trevi, una marea de japoneses y españoles bajo la ventana, la niebla de siglos detenida en una esquina de patio, entre la hiedra que amordaza los inmóviles caballos de mármol blanco.

Aspiro la noche de mayo. Estoy aburrido de estar en Roma. No sé quién es esa joven que duerme, plácida, con sus grandes glúteos rosados, su melena rubia desparramada sobre la almohada. Me viene a la cabeza, una y otra vez, una ventana redonda enmarcando una Tierra luminosa, pequeña, lejana.
Y aquella sombra, fugaz, inaudita, inquietante.
Y la Voz.

Mañana nos recibe el Papa, seguiré el protocolo, debo arrodillarme y besar su anillo.
Él pondrá sus manos sobre mis hombros y realizará la pregunta.
Le contestaré: no, no vi ningún dios.

Quiero volver a California.


14 comments :

Anónimo dijo...

Me ha dolido tanto, en este insomnio mío, la frase de Guillermo Carnero, que no sé qué decir del resto.

Yo también quiero volver a California. Pero a la mía.

Un beso, Pedro.
Buenas noches.

Anónimo dijo...

A mi tambien me gusta esa frase de Carnero. Mucho. Y tambien prefiero California. Tambien la mia. Tampoco se que decir del resto. Regreso a mis dispersiones veloces. Felices sueños. Moitos bicos.

Pedro M. Martínez dijo...

elshowdefusa, Mercedes, yo he venido para hablar de mi libro
Yo vivo en California.
Buenos días

Pedro M. Martínez dijo...

Lobito, Mercedes, yo he venido para hablar de mi libro
Yo vivo en California.
Buenos días
Because

mirada dijo...

Pedro, que allí arde todo, pichurri.
Anda, ven.
Biquiños.

gaia07 dijo...

Así que el Papa necesita ver a dios. Los banqueros que les prestemos dinero. Los políticos una revisión de caretas.
¡Hombre! ¡Ya está bien!
Como no nos dejen seguir con nuestra tranquilidad de astronautas (por lo de que cada uno va a lo suyo) nos vamos a descontrolar, y la masa es peligrosa. Como seria advertencia.
Un abrazo muy fuerte.

Pedro M. Martínez dijo...

¿Dónde? Mirada
En California?
En los cielos de toda la vida?
En el Vaticano?
Aquí no.
Besos y más besos.

Pedro M. Martínez dijo...

Así vamos gaia07, este es un mundo de locos.
Pero sobre todo de listos.
De “espabilaos” más bien.
De oportunistas sin escrúpulos.
De hijos de puta que venderían a su madre por 15 céntimos (de hecho ya la han vendido).

Así que este pobre (e incomprendido) astronauta quiere volver a casa.
No me extraña.

Lástima que esa casa no exista en ningún lado.
Así vamos.
Un abrazo muy fuerte y muy sincero.

Tempus fugit dijo...

Me parece que este papa no te lo preguntará... ya lo sabe.

Un abrazo, maestro

P.D.
¿Has venido para hablar de tu libro?

Pedro M. Martínez dijo...

De cenizas todavía no me conozco demasiado, pero creo que tengo un mal día (de hecho un pésimo día).

Y, cosas de mi juventud, no me controlo demasiado.
Por eso calladito estoy más mono.

Eso no me impide hablarte de mi libro, agradecer tu comentario y, cómo no, abrazarte.
(/la verdad, he tenido siglos mejores)

Anónimo dijo...

Bienvendio al club Pedro.... Del mal dia. Mañana comienza otro día. Y confiemos en que "ellos" resolveran, no les conviene que saquemos las "recortadas". Ademas tienen que seguir vendiendo. Ufff. Bicos

Pedro M. Martínez dijo...

Lobito, pues nada, mañana más
Hoy prefiero no extenderme demasiado.
Besos (que te salga bien la tarta)

Anónimo dijo...

Siempre me ocurre que no soy consciente de cuanto añoro tus letras hasta que vuelvo, indefectiblemente. Salgo a tu encuentro y me doy de bruces con...tigo.

Horarios, tiempos, relojes y deberes y quehaceres y todo sin dejarme tiempo para respirar.

Un placer leerte, como siempre, un besito abotonado verde musgo.

Pedro M. Martínez dijo...

Ciertamente Maduixeta un placer ser leído por ojos tan bellos
Y que no te agobie el tiempo.
Muchas gracias.

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