José Watanabe
La mantis religiosa
Mi mirada cansada retrocedió desde el bosque azulado por el sol hasta la mantis religiosa que permanecía inmóvil a 50 cm de mis ojos. Yo estaba tendido sobre las piedras calientes de la orilla del Chanchamayo y ella seguía allí, inclinada, las manos contritas, confiando excesivamente en su imitación de ramita o palo seco. Quise atraparla, demostrarle que un ojo siempre nos descubre, pero se desintegró entre mis dedos como una fina y quebradiza cáscara.
. Una enciclopedia casual me explica ahora que yo había destruido a un macho vacío. La enciclopedia refiere sin asombro que la historia fue así: el macho, en su pequeña piedra, cantando y meneándose, llamando hembra y la hembra ya estaba aparecida a su lado, acaso demasiado presta y dispuesta.
. Duradero es el coito de las mantis. En el beso ella desliza una larga lengua tubular hasta el estómago de él y por la lengua le gotea una saliva cáustica, un ácido, que va licuándole los órganos y el tejido del más distante vericueto interno, mientras le hace gozo, y mientras le hace gozo la lengua lo absorbe, repasando la extrema gota de sustancia del pie o del seso, y el macho se continúa así de la suprema esquizofrenia de la cópula a la muerte. Y ya viéndolo cáscara, ella vuela, su lengua otra vez lengüita.
. Las enciclopedias no conjeturan. Esta tampoco supone qué última palabra queda fijada para siempre en la boca abierta y muerta del macho. Nosotros no debemos negar la posibilidad de una palabra de agradecimiento.
_ José Watanabe
6 comments :
Me parece. Pedro, que ese tal Pepe Watergate nos quiere colar como suyo el guión de "Alien, el octavo pasajero".
Salud.
La naturaleza y sus extrañas reglas... no hay agradecimiento en su cumplimiento, es la ciega obediencia de sus instintos.
Al menos, el macho acabó convertido en una bonita (y fútil) estatua.
Saludos
Beauséant, me encanta eso de la ciega obediencia de sus instintos. Así nos va, mira a Dani Alves, mira a Watanabe que lleva toda la vida escribiendo y no tiene ni siquiera un blog que llevarse al ego. Saludos.
Ah, atención que nos avisan que viene otra borrasca. Otra.
Werther ya sabes cómo son estos japoneses, recuerda Pearl Harbor, recuerda a Cio-Cio San, recuerda que Watanabe es peruano, recuerda lo que quieras porque hoy es sábado (Vinicius de Moraes), sé feliz.
Peor era Fujimori y la pėcora de su hija Keiko ( que además tiene nombre de reloj barato). Aunque el chinorri este no desmerece en maldad con el poemilla este: tú lo hubieses hecho mejor. Salud y R.
Werther, imagina estar casado con una señora que se llame Keiko. Cuantas bromas nocturnas con ese nombre. Keiko por aquí, Keiko por allá. Recuerdo que una vez me compré un Seiko en Ceuta, o en Melilla, con todos mis respetos siempre confundo las dos ciudades. Pues nada, me voy al monte que luego lloverá. Saludos.
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