jueves, 7 de marzo de 2024

Amén.

Les vacances des conjoints Magritte  Antonio Palmerini


No puede dormir y se enreda en recuerdos, se engaña con sus historias, las revive, las cambia, las improvisa, las imagina, las modifica, borra los finales que no.

Da vueltas en la cama, no consigue dormir.

(Ya ves, no recuerdo cómo son tus pies, no sé siquiera si alguna vez los he visto. Recuerdo la curva de tu espalda, tus labios entreabiertos, tu mirada, el suave movimiento de tus caderas, el cabello ondulando por la frente, los gemidos, tu risa.)

Escucha el viento de la noche que llega del mar y agita las persianas.

(En el duermevela se esconde un ejército de sombras, me apresuro a borrar tus mensajes, la despedida en la arena, el escueto adiós, nunca supe si decías lo que decías, me perdí en monosílabos, sí, no, nunca entendí lo que escribías.)

Ha parado el viento y llueve, son más de las cuatro de la madrugada, mañana no habrá quién le levante. Eso, si es capaz de dormirse.

(En la dulzura de tus caricias descubrí una puerta a un mar azul, en la tierna corriente de tus manos sentí un mundo nuevo, en la curvatura de tu vientre me perdí, tu novicia lengua hizo en mi maravillas, amén…)

Suena el despertador, otra noche en blanco. 
Se levanta de la cama y se va a trabajar.

6 comments :

Francesc Cornadó dijo...

El insomnio nos trae ruidos extraños y el pensamiento se expande entre el crepitar de la estructura del edificio y las cañerías.
Un tiempo que reclama el silencio más arriesgado del día.
Saludos

Pedro M. Martínez dijo...

Francesc Cornadó, pues es cierto. Por circunstancias llevo unos días solo en casa y a la noche, a veces, escucho ruidos extraños. Incluso me levanto porque un click insistente o crujidos o suspiros me inquietan. No sé si me está yendo la olla y estoy peor de lo mío o si esto es normal y es transitorio, acostumbrarse a la soledad. La soledad bien entendida empieza por uno mismo ¿o era la caridad? Bueno, eso. Saludos.

Francesc Cornadó dijo...

No nos queda otro remedio que adaptarnos a la soledad, en ella hay silencios elocuentes y ruidos insignificantes que nos dicen más que todo el estrépito espectacular y mediático que nos distrae e incomoda.
Salud

Werther dijo...

Los ruidos del silencio nocturno pueden deberse a los infrasonidos del cableado eléctrico. Si fuesen crujidos, la laboriosa zapa de la carcoma. Los gemidos, expansiones de la joven recién casada del ático.

Pedro M. Martínez dijo...

Francesc Cornadó mi soledad es transitoria, espero. Si no, me adaptaré, qué remedio. Mientras dura también la disfruto, no creas.

Pedro M. Martínez dijo...

Wertherahí me matas, infrasonidos, carcoma, recién casados ¿qué será lo próximo? ¿Qué será de mí? Ya me veo esta noche escuchando rugir la marabunta ¡Help!

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