martes, 5 de marzo de 2024

Un error

 

No quisiera que lloviera
te lo juro
que lloviera en esta ciudad
sin ti
y escuchar los ruidos del agua
al bajar
y pensar que allí donde estás viviendo
sin mí
llueve sobre la misma ciudad
Quizá tengas el cabello mojado
el teléfono a mano
que no usas
para llamarme
para decirme
esta noche te amo
me inundan los recuerdos de ti
discúlpame,
la literatura me mató
pero te le parecías tanto.

Cristina Peri Rossi.



Como los alionines, agrupémonos todos en la lucha final ahora que hombres vestidos de negro nos demonizan, ahora que Cristina (Peri Rossi) se contradice y ama, sufre de nostalgias y de presentes, como usted, como yo, devanándome los sexos (y el sexo) para dejar aquí lo del día, o sea hoy, es decir lo que no está escrito, dejarme llevar por la improvisación liviana que no tiene nada que ver con Libia, intentado recoger la cosecha después de meses y meses para que me diga que soy el de siempre, manda narices, después de más de 800 días me dice que sigo siendo el de siempre, pues claro, no voy a ser el de nunca, soy el que era, con matices, si en tanto tiempo no ha sabido ver los matices no sé qué carajo hago yo por la vida de chico bueno, que bien podría ir de chico malo, que mi amiga J se despierta torcida un día y me abronca sobre mis textos sexuales, mi mal gusto, que no escriba desnudo (con este frío, qué ocurrencia) el descenso en el número de visitantes clandestinos (¿cómo lo sabe?), el descenso a los infiernos y esta terapia de metonimia es magnífica para lo mío, ahora que escribo menos, o peor, o yo qué sé, es así, queremos lo que no tenemos, tenemos tanto que queremos todo, nadie sabe de qué va esto, bah, ya me lo dice I, o era S, o G, no recuerdo, es lo que tiene un mal dominio alfabético, que te confundes, que no sabes quién, con quién, cuando, qué, que cada día estoy más convencido de los beneficios de la soledad, criatura rumorosa que no sabe que es hermosa, soledad (Emilio José), a la rueda, rueda, el que no venga no juega, residencia de ancianos, Germán que ha sido tanto es ahora un cuerpo derrumbado en una butaca, dormitando permanentemente, pasando los días, cuesta mucho morir, se muere uno de aburrimiento pero no se muere, ya lo decía Paniker (Salvador), eutanasia, ancianos vivos que murieron hace mucho, la medicina al servicio de la vida, mujeres y hombres conectados a una máquina, la madre tecnología supliendo a la madre naturaleza, el negocio de la vida eterna, el negocio de la Moral (de una moral, de su moral), amén, que en la frágil distancia entre los Otros y nosotros (en singular, es decir uno, es decir tú, yo, Paco, Silvia) a veces solo hace falta dar un paso para que esa singularidad se convierta en un Nosotros de dos, es decir uno, aunque sea un rato, ¿me quieres?, te beso y me miras a los ojos intentando leer si sí o si no, si ese beso es un preámbulo o la continuidad de aquel que se fue, el que te dejo con el corazón debajo de un zapato y qué culpa tendré yo que acabo de llegar y no te he dado más que sonrisas, ya, pero no respetabilidad, ni mi brazo, es lo que tiene, los ojos, miles de ojos mirándote cuando estás sola, te miran incluso en la soledad de tu cuarto, te miran los árboles, por supuesto los vecinos, el señor que baja a comprar el pan y el periódico y esa vecina siempre gritando a su pobrecito marido, ya, a quién le importa lo que tú hagas (Alaska), estoy rabioso, alejaros que muerdo, grrrrr, este es el texto que he improvisado para hoy, buenos días, buenas tardes o buenas noches, hasta mañana.   



 Los alionines y la botella de leche.

A comienzos del siglo XX, dos especies de pájaros ingleses de jardín, los alionines y los petirrojos, aprendieron a beber la crema desde las botellas de leche que se dejaban en la puerta de las casas, ya que estas se dejaban sin ninguna tapa. Esta innovación en sí misma era ya un logro bastante notable para su especie, pero también tuvo un efecto evolutivo.
Más adelante, los distribuidores de productos lácteos cerraron el acceso a la fuente de alimento al colocarle tapas de aluminio en los bordes de las botellas. Hacia principios de los años `50, los alionines habían aprendido cómo perforar las tapas de aluminio y volvieron a ganar acceso a esta sustanciosa fuente de alimento. Por el contrario los petirrojos, como familia, nunca recuperaron el acceso a la crema.

Los alionines llevaron a cabo un proceso de aprendizaje institucional exitoso. Los petirrojos fallaron aun cuando algunos pájaros individuales fueron tan innovadores como los alionines. Las dos especies contaban con los mismos medios de comunicación: el color, la conducta, el canto, los movimientos. La explicación reside en el proceso de propagación social: la manera en que los alionines  trasmitían su habilidad de un individuo a los miembros de la especie en su conjunto. Los petirrojos son pájaros territoriales, un macho no permitiría que otro macho ingrese a su territorio. Los alionines  viven en pareja y se desplazan en grupos de ocho a diez individuos.

Los pájaros que se agrupan, se dice en “The living company”, parecen aprender más rápido. Aumentan sus posibilidades de sobrevivir y evolucionar más rápidamente. (De un manual de ventas)



4 comments :

María dijo...

¿Qué son los alionines? ¿leonines al alioli? Yo también estoy improvisando y bueno, ser el de siempre, tiene sus ventajas, para empezar no hay sustos, ni sorpresas desagradables, de las otras tampoco, pero ya sabes.. mejor sardina en el planto, que sirena en retrato o sireno. En Vigo, al final de la calle Príncipe o al principio, -depende por donde entres- hay una estatua que le llaman el sireno, en realidad es un hombre pez, pero al contrario que las sirenas, la parte de pez es la delantera, en lugar de cola tiene piernas, en fin, una cosa un poco extraña ¿ves? mucho mejor ser el de siempre, a mi me gusta como eres en letras, no sé si llevas la ñ en el bigote y las Ls de piernas, pero te sientan muy bien y bueno, te dejo que ya he improvisado un poco para hacerte compañía y se me están quedando ojos de chinita del sueño que tengo, buenas noches, un beso.

PD
Sin saberlo, me has dado una idea con esto de intercalar letras de canciones.. gracias tb por esto : )

Pedro M. Martínez dijo...

María , los alionines son unos pájaros de mucho cuidado, unos pájaros de cuenta.
Improvisar es bueno porque libera de lo malo.
En Liérganes (Cantabria) también tiene un hombre pez (https://es.wikipedia.org/wiki/El_hombre_pez_de_Li%C3%A9rganes)
En el Puerto Viejo de Algorta (Vizcaya) pegado al muelle, hay un cuadro de un sireno.
( https://www.naiz.eus/eu/info/noticia/20131231/reaparede-el-sireno-de-getxo-frente-a-una-vivienda-de-armintza)
Yo nado como un pez (o nadaba, que vaya usted a saber).
Aprecio tus comentarios, mucho.
Y a ti.
Muchas gracias.
Besos.
Dos.

María dijo...

jajaja el de Lérganes, me gusta mucho, el de Vizcaya no. Mira, el de Vigo es ESTE, yo tb te aprecio a ti, mucho. Un beso!

María dijo...

Ah! que ayer lo olvidé y mil gracias por la explicación de los alionines y su habilidad abriendo botellas de leche ; )

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