El Halcón y la flecha.
Como te decía, era de Burt Lancaster, no recuerdo el nombre de
la peli. El malo se acercaba entre las sombras de la noche a la puerta de una
catedral, miraba a derecha e izquierda y con un cuchillo dejaba un mensaje
clavado en la madera. Al llegar la luz del día los guardias del conde se
agobiaban, desclavaban el papel, lo llevaban al castillo seguidos por niños
desarrapados y mendigos varios, los trompeteros tocaban las trompetas (claro,
¿qué van a tocar?), el bueno de Burt y su amigo el mudo daban volatines y
trompazos a los soldados atontados, la chica estaba de mojar pan (con aquel
escote…), a lo lejos llegaban refuerzos a caballo, creo que del rey (no
recuerdo qué rey, el de bastos, por decir alguno) había un desfase histórico y
era en technicolor, los chavales alborotábamos en el paraíso (no en el
terrenal), las chavalas no y al final lo menos importante era lo que decía el
mensaje porque el conde no sabía leer, creo que nosotros tampoco pero lo
pasábamos muy bien y luego esperábamos a las que no (esas chavalas que decía) y
les invitábamos a chicles y paseos y ni siquiera teníamos pelos en las piernas
aunque sí en la cabeza y en el contraste está(ba) la gracia aunque después nos
hicimos mayores y ya entendimos que el medio era el mensaje o eso dijo Woody en
la fila (cola) para entrar a un cine de Manhattan y procuramos adaptarnos al
medio, o sea cómo nadar, que según sea el caudal (del citado medio) hay que
saber utilizar el estilo braza o la mariposa, un suponer, que en Karraspio
nadaba a mariposa nada más que para mariposear (Encarni me miraba desde la
orilla, Encarni sí, no todas sí, más que nada por la época y perdona que me
extienda en lo de siempre, en el sí) y en las piscinas segovianas nadaba a
estilo libre (es decir, como quería) y no hacía olas pero si aplaudían, que en
eso siempre he tenido suerte, en el cariño recibido (también en el otorgado
¿eh?) eso que soy tuerto (pero solo de un ojo) así no me nota el estrabismo, ni
el reuma, que el tiempo pasa y aquellos polvos trajeron estos lodos y me
patinan las ruedas, me patinan más cosas pero esta es una página autorizada
para todos los públicos y no es cosa de escandalizar a los lectores que, por
cierto, siguen siendo tan inconscientes y tan amables de seguir viniendo y,
oye, que te estimula, que te quedas más ancho que largo, háztelo mirar (girar,
tirar, virar, yirar –lunfardo-) que quizás estamos intentando llegar a la luna y
resulta que Eldorado está en Cuenca (un suponer). Por cierto, estoy mirándome,
lo mío (y no me encuentro). Resistiré.
2 comments :
Una de mis películas favoritas en la infancia.
Il Gatopando pues de la mía “El temible burlón”
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