viernes, 24 de abril de 2020

Siamo diversi.

Mattias Adolfsson



Un día alguien me dijo que teme la vejez, no me dijo cuándo estima que empieza la vejez. Conozco viejos jóvenes, conozco jóvenes viejos, conozco personas. Siamo diversi. Sentado en un restaurante chino en el Soho -budas orondos, dragones sonrientes- miro alrededor, personas diversas, diferentes razas, lenguas, culturas, todos comiendo, hablando, algarabía de bocas satisfechas, hambrientos turistas guardando rigurosa cola para cenar, fuera bailan jóvenes Hare Krishna, un mendigo saciado en un portal, condenado, cámara de los horrores, atravesamos el periodo de paz más largo en la historia de Europa, hemos pasado de la subsistencia a la opulencia, de qué comemos a dónde comemos, y de ahí la caída, dudar si comeremos, cuánto tiempo más, como vamos a sobrevivir, de dónde, ni siquiera sabes de qué hablo, tampoco yo lo sé, no he visto aviones bombardeando las ciudades, ni he revisado los bolsillos de los muertos, su boca en busca de dientes de oro, tampoco pasé bajo el arco de mármol, cerca del cadalso donde ajusticiaban en masa a no sé qué culpables de no sé qué crímenes, solo sé escribir incoherencias, sentimientos atropellados, nostalgias, ella, ella, repito como un loro en un columpio, ella con su andar de tortuga, ella con su mirada miope, yo con una sonrisa de antimonio dando vueltas al caldero de no decir nada excepto esta acumulación de disparates, debe ser el reciente cambio de la hora, o el estrépito que va a empezar mayo y nadie sabe cómo ha sido. Del confinamiento ni media palabra que lloro.

6 comments :

LA ZARZAMORA dijo...

Vale, te lo prometo, no hablaremos del confinamiento, pero tampoco del desconfinamiento porque entonces la que llore seré yo.

Besos que te mando, confinados o no.

Tracy dijo...

Con la vejez pasa como con la vida que hay muertos en vida igual que hay viejos e en la juventud,
Depende... todo depende...

Pedro M. Martínez dijo...

LA ZARZAMORA Si no te importa, prefiero los besos confitados, no los de salmuera, los dulces, los recubiertos de azúcar, los que dejan sabor en la lengua, los que se guardan en el recuerdo del cuándo, los que se añoran en este confinamiento (jo, con lo bien que íbamos)

Pedro M. Martínez dijo...

Tracy Con la vejez pasa como con los viejos, que se preguntan cómo han llegado hasta ahí, que ellos corrían y amaban y hablaban de corrido y un día, dos, tuvieron una ilusión y dónde estará la enfermera que no me cambian los pañales y llevo una hora esperando.

JLO dijo...

anotame entre los viejos jóvenes por si acaso...

Pedro M. Martínez dijo...

JLO disculpa la franqueza pero no puede ser, uno es una cosa u otra, se es viejo porque se ha sido joven, no hay viceversa. Uno se siente pero no. Uno intenta pero hay espejos y ese dolor al agacharse. Uno se deja barba, se compra camisas de flores, camina levantando la cabeza pero los otros, los jóvenes, te tratan de usted (qué cabrones), de dejan sitio en el metro, te ignoran, no te miran. A mí no me ocurre porque en realidad yo sí soy un viejo joven pero sé que esas cosas les pasan a otros. Saludos y arriba ese ánimo, eres un chaval (mayor, pero chaval)

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