viernes, 10 de abril de 2020

Sin paraguas.



Entre sus brazos y los míos se formó un milagro de cerezas, mochuelos y ternura, pura dulzura. Hasta ahí, a ese abrazo, no llegaba el gimoteo de la sospecha, el ruido de las grúas, no tintineaban las campanillas de la duda, misterio y secreto, un bálsamo para la herida que vendría después.

Este fue el orden, primero amarnos, después añorarnos y por último sufrir la distancia con barreras de la altura de lo imposible.

Lo intuíamos.

Pero no es de esto de lo que quiero escribir sino de nada, del vacío, de no saber dónde empiezan los caminos nuevos ahora que llueve y se han borrado las huellas.

Y estamos sin paraguas.

4 comments :

LA ZARZAMORA dijo...

El tiempo, ese zarpazo que nos consuela y nos delata, que nos pilla mojados o en plena sequía, por suerte a algunos a buen abrigo ante la desesperanza, a otros igual de desamparados como antes del diluvio.
De existir aquel Arca de Noé... que antes salve a mi Tigre de Pi...
y luego, ya si eso, él y yo, iremos viendo.

Te beso, a pelo, que mis mascarillas fabricadas con lo que a mano tengo, valen eso... lo poco que vale lo que fabricamos con lo poco o mucho que aún tenemos.

Vasco de mis entretelas, espero que este día te sume más de lo que ya nos restan.

Pedro M. Martínez dijo...

LA ZARZAMORA este bilbaíno bajo la cornisa mira a lo lejos y solo ve una playa gallega casi desierta donde pone todas sus esperanzas de futuro, al menos de un futuro no demasiado lejano porque después de tanta travesía morir en la orilla sería cruel o gracioso, paradójico, ya ves y qué suerte haberte reencontrado en esta ventana sin paseantes que nos decimos ternuras, piropos, cariño porque estamos más sensibles de lo habitual (¿más?) y necesitamos saber que cerca, lejos, con rostro, sin él, alguien nos dice dulces palabras y nos acaricia y podemos sentirnos acompañados aunque ahí fuera, desde mi balcón solo veo ondear la bandera de la comandancia de Marina, más lejos la ikurriña de Sabin Etxea y me voy comiendo cada una de tus palabras como una hostia sin masticar, recogido, sabiendo que son ciertas y elegantes. Eva, eres un lujo. Gracias.

Єѕтnoм dijo...

Pisa los charcos y baila, Pedro, baila que no llueve en vano...

Pedro M. Martínez dijo...

Єѕтnoм nunca llovió que no escampó después.

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