miércoles, 29 de abril de 2020

Dolor de estómago

Elliott Erwitt  


El domingo, exactamente las tres de la tarde me empezaba a doler el estómago,  justo cuando pensaba en el trabajo del lunes, preparar los informes para la semana, los objetivos, soportar a tantos incompetentes, a mis superiores, guardar los poemas debajo de la almohada, los sueños, besar a Julia, vestirnos, siempre me acompañaba hasta la estación de autobuses, seguía siendo domingo pero algo me decía que no, tantos kilómetros, un ahogo en el alma, la ropa planchada, el libro que apenas podía leer, Julia, su sonrisa, su ternura, tanto viaje para tan poco tiempo juntos, el amor sin pausas en aquellos momentos felices  antes de volver a casa.

Después, se enteró mi mujer. Entramos en aquel triste periodo de pleitos, lloros,  “por qué me has engañado, ¿reuniones de dirección?, mentira”.  Mis disculpas, mi arrepentimiento, su perdón, ya nunca fue lo mismo.

Lo juré, nunca más volví a ver a Julia, pero los domingos, a las tres de la tarde, aún me empieza a doler el estómago.

8 comments :

Ilduara dijo...

Maravilloso relato.

Un dolor de estómago que puede hacerse crónico y presentarse varias veces por semana.

Un beso.

Tracy dijo...

Lo has contado tan bien, que también me duele a mí.

Pedro M. Martínez dijo...

Ilduara Ya, lo que pasa es que hay otros dolores que si se hacen crónicos te ponen la maleta en la puerta y eso sí que puede doler.
En cualquier caso escribir es un gran ahorro en psicólogos y puedes mentir, imaginar, inventar, disfrutar y si alguien más lo pasa bien pues perfecto.
Un beso.

Pedro M. Martínez dijo...

Tracy a ti no te puede pasar porque no vas a reuniones de empresa los fines de semana.
Y no vayas que luego te duele el estómago.

LA ZARZAMORA dijo...

¿seguro que comía bien los domingos?
Igual la parienta se lo estaba cargando a dosis pequeñas...
Que cosas así ya se han visto.
Ojito.
Un beso de miércoles.

Laura dijo...

Eso mismo le pasaba a mi padre... de lunes a viernes nada, pero se pasaba todo el fin de semana en la cama con migrañas.
Yo siempre le preguntaba ¿y porque no te duele entre semana? 😉
Besos.

Pedro M. Martínez dijo...

LA ZARZAMORA No, los domingos comía con “la otra”.
La parienta es la que le preparaba la manzanilla para su estómago cuando volvía a casa.
Hasta que se enteró.
¿Ya es miércoles? No sé en qué día vivo.
Besos de días indefinidos

Pedro M. Martínez dijo...

Laura lo que le pasaba a tu padre (con todos mis respetos) es lo normal, le pasa a mucha gente. Por lo menos pasaba los domingos en la cama de su casa. El protagonista de mi “cuento” los pasaba en otra cama. Besos.

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