Algas
by Alena Shymchonak
La playa es
tranquila pero hoy el mar de fondo la llena de algas que varios ecologistas
estudian sin más instrumentos de medida que sus ojos y su intuición. Determinan
que hay muchas, que hay que dejar que las mareas, el mar, cumpla su cometido natural. Mientras a los
veraneantes que toman el sol se los comen las moscas y tienen que hacer
equilibrios para llegar al agua gélida. Que se jodan, para eso están de
vacaciones..
Al alcalde no le
gusta que los vecinos que no le han votado se lleven piedras de la playa aunque
sean para evitar que el fuerte viento alborote sus papeles sobre la mesa. De los foráneos que salen cargados con sacos de plástico llenos de conchas
aun no ha dicho nada. Parece que aprueba los souvenirs naturales –recuerdo de
aquí, 2€- o que es una cuestión de economía aplicada, piedras hay pocas y
conchas muchas, puro equilibrio.
Y es que me da que
en todos los lados, entre las personas vulgares, las corrientes, nosotros, hay
otros que pertenecen a una raza de iluminados. Sí, los tocados por el dedo de
los dioses caprichosos que saben escoger a los listos, a los que guiarán las
tribus desde nuestro desierto del desconocimiento hasta las verdes
praderas que solo ellos conocen. Dejarán
que nos asomemos, justo la nariz, tampoco es cosa de codearse con el vulgo y
seguirán respirando oxígeno puro, solo por/para sus narices. Vaya cuadrilla de
espabilados.
Así pasa julio, sin mayores problemas, ya ves
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