Ramón Andrés
YA VEREMOS
Defenderé la casa de mi padre,
dice el poeta,
nire aitaren etxea...
Pero hay que pensar, hay que pensarlo
―dos, tres veces― si se defiende el dolor.
Tengo piedra y madera
para levantar otra.
Piedra contra piedra, mandíbula apretada,
así roemos el estar en un sitio.
dice el poeta,
nire aitaren etxea...
Pero hay que pensar, hay que pensarlo
―dos, tres veces― si se defiende el dolor.
Tengo piedra y madera
para levantar otra.
Piedra contra piedra, mandíbula apretada,
así roemos el estar en un sitio.
El muro ante ti y detrás de ti;
detrás de ti, y el muro ante ti.
detrás de ti, y el muro ante ti.
Subir a la azotea a tender sábanas;
las aves nos ven envueltos en ellas,
nos creen enfermos, siempre.
Luego las recogemos,
preparadas ya para la noche,
que es lo propio del hogar, la oscuridad;
dobladas sobre una silla,
todavía no hecha la cama;
ni falta que hace,
no hay que dormir, no se puede dormir
si debe defenderse algo,
si hay que gritar y luchar
contra el lobo,
contra la llanura del lobo,
contra el fuego de la llanura del lobo,
contra la usura,
contra el oro de la usura,
contra el mordisco en la moneda
de oro de la usura, contra la sequía.
Defender, blandir, sajar
para que algo quede en pie,
que aguante lo gris del clima.
A falta de sol, las borrascas, las trombas,
―yo soy de donde truena―,
ya se sabe qué son los valles,
todo se hace para que quede en pie.
Y nos vamos.
las aves nos ven envueltos en ellas,
nos creen enfermos, siempre.
Luego las recogemos,
preparadas ya para la noche,
que es lo propio del hogar, la oscuridad;
dobladas sobre una silla,
todavía no hecha la cama;
ni falta que hace,
no hay que dormir, no se puede dormir
si debe defenderse algo,
si hay que gritar y luchar
contra el lobo,
contra la llanura del lobo,
contra el fuego de la llanura del lobo,
contra la usura,
contra el oro de la usura,
contra el mordisco en la moneda
de oro de la usura, contra la sequía.
Defender, blandir, sajar
para que algo quede en pie,
que aguante lo gris del clima.
A falta de sol, las borrascas, las trombas,
―yo soy de donde truena―,
ya se sabe qué son los valles,
todo se hace para que quede en pie.
Y nos vamos.
Ramón Andrés
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