Inversamente proporcional.
Me enamore de ella como un perro…
¡Eh, quieto! ¿Qué vas a contar?
Lo de…
Ni se te ocurra.
Es que…
Ni por casualidad, ha pasado poco tiempo, debes dejar madurar la rabia silenciosa, las imágenes confusas, el ácido sabor de la derrota, desterrado del mundo feliz al que nunca perteneciste, los recuerdos que son ya de otro, aquel que fuiste, no de ti, no ahora que eres laberinto, que eres nuevo, estás solo pero vivo, tú, dueño, de nadie más.
Pues lo estás poniendo bien…
Destrozaste a mordiscos tu autoestima, a hurtadillas…
Déjalo, me voy a casa.
Hasta mañana.
Agur.
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