Maquinaria obsoleta.
(Saturno devorando a sus hijos Rubens)
Se para la máquina, con
miel y licores alimentamos a los pájaros, todo tipo de pájaros, desde abubillas
a oropéndolas, especies protegidas, apropiadas para contar lo que no es
apropiado contar, la confesión, la culpa, lo del revés, nada. No se trata
de cumplir los principios, los preceptos, lo que hace demasiado tiempo me
propuse al empezar este trabajo/mentira. No hay literatura, es una suerte de
salto al río en tiempos de sequía (1).
En estos días de un julio que parece
marzo no acaba de quedar claro si estas miserias que dejo en el
polvo es lo que siento o lo que invento, si es un paraguas de
colores o la debilidad de este momento concreto. Como mínimo es una doble
trampa, la que me hago y la que hago a los ocasionales paseantes
entre la maleza. No está definida la frontera entre lo imaginario y lo real. La
verdad es que no me importa ser un fugitivo o el ansioso obrero que dormita en
la sombra del taller. Al final es una cuestión de si importa o no. No importa.
No, no, discrepo, el fin de esta esquina
es liberar lo que escribo, lo que sea que pretenda ser,
ficción (2), dolores disfrazados de lino y metales o el juego tonto de pillar
al cojo (3).
Quedan solo palabras, leves, se entiende
que la máquina no da para más. Hoy esto, un mientras
tanto, mañana intentaré poemas.
¿Esto es todo?
(1) Como no
haya agua el golpe contra las piedras del fondo es seguro ¿Dónde está el fondo?
(2) De
literatura ni hablamos.
(3) Es decir yo, nadie se moleste.
0 comments :
Publicar un comentario