Mary Tribune.
El gran momento de Mary Tribune
POR JUAN
TALLÓN
18 DE MARZO DE 2012 • ( 1 )
Lea El
gran momento de Mary Tribune. No es una novedad editorial. No está de moda.
No habla de ella ningún periódico. No se encuentra en la mayoría de las
librerías y hay que encargarla. Tiene ochocientas páginas. Da igual. No pierda
un minuto en este blog. Abandónelo. Márchese. Adquiera ese libro y olvídese de
todo, de su trabajo, de su familia, de que tiene que hacer la comida…
Chorradas. No serán tan importantes esas cuestiones de vida o muerte, supongo,
al lado de comprender que lo que está pasando hoy en este país es sólo lo que
pasó anteayer, hace treinta años, hace un siglo… En menos de un mes se
cumplirán veinte años de la muerte de Juan García Hortelano, y como sabe, aquí
se regresa a los autores muertos no tanto porque tengan cosas interesantes que
mostrarnos, precisamente a pesar de estar muertos, como porque den pie a
celebrar una efemérides. Nos gustan las cifras redondas. Es una manía incurable.
No importa. Lo importante es que usted lea El gran momento de Mary
Tribune, y punto.
El narrador
de esta novela relata la irrupción en su vida, una noche tonta, como tantas, de
Mary Tribune, una norteamericana excéntrica y millonaria. En ese momento
comienza un descenso, en espiral, hacia una vida vacía, repetitiva, en la que
el círculo de amigos del narrador y la protagonista viven en el abismo, de
fiesta en fiesta, como si siempre fuese la última noche y no hubiese más
esperanza que la bebida. La historia semeja trivial: horas de trabajo en la
oficina, juergas, sexo, pasiones, controversias bobaliconas, whiskys, criadas.
En general, mucha bebida. Se trata de un elemento dominante en la narrativa de
Hortelano. Cada vez que sacaba nueva novela, Juan Benet siempre
le preguntaba: «¿Esta vez ganan las duchas o los whiskys? Porque hay que
ver la cantidad de duchas y whiskys que toman tus personajes…»
Pero la vida se esconde justo detrás
de eso. García Hortelano, mientras detalla los días del narrador de la mano de
Mary Tribune y sus amigos, no hace sino mostrarnos los sueños de gente
acomodada en un país lleno de calamidades. Estamos en la España franquista.
Pero de alguna manera, si conseguimos leer el libro por la parte trasera,
también estamos en la España actual, por cómo se retrata la desolación de la
sociedad mientras individuos con el sustento asegurado se preocupan sólo de
tener los vasos llenos.
El gran
momento de Mary Tribune nos habla de la vida desesperada, del amor desesperado, de los sueños
desesperados, donde todo huye y se pierde para siempre, empezando por los
sueños, el amor, la vida. Bajo las horas de un oficinista, sus borracheras, su
vida disoluta, en fin, está la definición de nuestros tiempos. El mundo está en
una fase en la que todo se diluye, suprime, recorta. Vivimos una gran
confusión, efecto de una gran resaca, y no entendemos nada, salvo que debajo
estamos los de las calamidades, y ahí arriba, inmunes a la hecatombe, los de la
fiesta perpetua. Por eso se impone leer a García Hortelano, y dejarse de
hostias.
Con Mary
Tribune nos ofreció el mejor de sí incluso. Era 1972. Lo bueno había comenzado
a darlo antes, con Nuevas amistades. Aquello fue en 1959. Acababa
de ganar el premio Biblioteca Breve. Arrancado del anonimato con un telegrama,
llegó al aeropuerto de Mallorca para asistir a la ceremonia vestido con un
traje a rayas oscuro, cuello de la camisa almidonado, corbata triste y bigote
espeso. En las escaleras del avión esperaba por él Carlos Barral, que al
contemplarlo, comentó asustadísimo con López Pacheco: «Creo que le hemos dado
el premio a un guardia civil». Algunos años después, García Hortelano le
concedía parte de razón a Barral. «Yo siempre tuve una pinta infame. En cambio,
cuando aquel día de 1959 vi a Carlos en el aeropuerto, él ni siquiera me
pareció un editor, tenía la camisa abierta, unas cadenas de oro, estaba moreno…
A mí, en realidad, me pareció un legionario». Insisto, abandone este blog.
Llame a su librería. Déjele a la familia una nota manuscrita. Comprenderá a la
primera de que va este asunto.
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