Habilidades, final.
Quería hablaros sobre estas habilidades hace mucho tiempo pero, qué cosas, como soy un tipo pudoroso en extremo no me decidía, he ido demorando esta confesión.
Qué casualidad, lo cuento precisamente en el momento en que algo ha cambiado.
Sí, ayer, Ana me invitó a cenar en su casa. No la conocía –su casa-, no me había invitado antes. Cenamos y a los postres, para impresionarla, pedí permiso para desarrollar mis hábitos equilibristas. Lo obtuve. Realicé mi ejercicio sobre el tendedero de la cocina. Quizás había agua, quizás había tomado tres cubalibres, me resbalé y caí desde una altura de metro y medio, me rompí los dos brazos. Escribo ahora con la lengua. Se nota ¿no?
Creo que me estoy haciendo viejo.
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