Parker y un puzle.
Parker no se lo explica, algo está mal, no funciona,
en el reverso de la caja lo decía claro, instrucciones, puzle de piezas
negras, cinco mil, al terminar se
iluminará, lleva varios años
componiéndolo, duro trabajo, ha dedicado una habitación solo para eso, ahora
que está a punto de acabarlo advierte que faltan piezas, varias, que le han
engañado, que jamás tendrá luz, que no
puede reclamar porque la tienda donde lo compró cerró hace años, nadie responde
en el número de teléfono de su moleskine, el borde del ridículo está en esa
decepción, ¿a quién se le ocurre?, perder el tiempo en juegos de niños,
ingenuidad congénita, se enfada, da una patada a la mesa, vuela lo
ensamblado, se desbarata, desde la puerta alguien le mira meneando la cabeza,
quizás Parker deba cambiar la cerradura. O de aficiones.
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