Aún no te he contado
nunca estaba,
caían voces y rocío.
caían voces y rocío.
Ella era la espera.
No te he contado
que era la perpetua ausente,
que la vestí de rumores
y vivos sueños,
de almendras amargas,
de fuentes hambrientas.
Ahora apareces tú
- cubro su recuerdo
con un paño morado-
contando secretos
imposibles
de tiempos imposibles.
Tendido en la hierba
sobre el cuerpo de la realidad,
se me escapa
una angustia antigua
de cenizas y espinas.
Vuelvo a creer en la vida.
No te he contado
que era la perpetua ausente,
que la vestí de rumores
y vivos sueños,
de almendras amargas,
de fuentes hambrientas.
Ahora apareces tú
- cubro su recuerdo
con un paño morado-
contando secretos
imposibles
de tiempos imposibles.
Tendido en la hierba
sobre el cuerpo de la realidad,
se me escapa
una angustia antigua
de cenizas y espinas.
Vuelvo a creer en la vida.
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