Tu recuerdo rebozado.
Tu
recuerdo rebozado con harina, después huevo batido, pan rallado y freír en
fuego fuerte. Me como los recuerdos, nos devoro, los que éramos, aquellos, tú y
yo, no vencidos, no ausentes, brillantes, apasionados, otros, aquellos. Ahora
nos congelamos en nuestros frigoríficos, entre la mantequilla y la leche
pasteurizada, entre un tomate y los albérchigos, tiritando, esperando que
alguien abra la puerta y nos libere. Qué fría la soledad, coño, qué fría.
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