El poema del sábado
Empezar
el poema del sábado, la descripción del silencio, helechos y laureles en un
paisaje helado. Capítulo tercero del manual de autoayuda: cómo escuchar el
sonido del odio, el susurro del amor, como escudriñar el corazón del miedo, los
pasos de los otros sobre la madera.
Alto,
no son palabras sin más, en fila, escogidas entre muchas, la letra S, la sílaba
oic, la frase que defina el horror del tiempo que no vuelve, del que queda, no.
Es la minuciosa estrategia de buscar el lado soleado, el brillo de lo bello, la
alegría del camino a pesar de los muchos días de marcha, de los vencejos, de la
oscuridad de la gruta, del cansancio en músculos y huesos del alma.
Estoy
seguro que esta obstinación tiene que ver más con el reflejo en el río que con
el propio río (que, al fin y al cabo, desemboca en otro río y/o en el mar).
Hasta aquí.
Hasta aquí.
1 comments :
Supongo que cada uno entiende lo que quiere entender, en todo caso a mi tus palabras no me dejan indiferente, me hablan.
Abrazote de sábado lluvioso, gris y maravilloso
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