Una señora lactante en la isla Reunión (IV).
Gerard Rancinan
Decidí ir a comer. Quizás mis visiones se debían a debilidad, a un
mareo transitorio. Alimentándome se me pasaría, seguro. Antes quería afeitarme
y cambiarme de ropa. Entré en mi habitación, la 8122. Una mujer estaba sentada
en una butaca roja en la mitad de la estancia. Llevaba hojas de endrino
trenzadas en el pelo y daba de mamar a un cochinillo que con ansiedad chupaba
de su pecho izquierdo.
No respondió a mi saludo de buenos días, siguió aplicada a su
labor, mirando un punto indeterminado entre las cortinas. Por supuesto llamé a
recepción quejándome del servicio de limpieza. “Se han dejado una señora
lactante en mi cuarto”- dije airado. Me duché, me puse unos pantalones
blancos y cuando salí aquella dama había desaparecido. El cochinillo no y tenía
una mirada que cautivaba. A su lado un hombrecillo me miraba y decía al aire “aún no es tarde, aún no es tarde
(Un inciso en este relato de mi viaje. Espero que después de tanto tiempo leyéndonos en estas páginas seguro que han adivinado que soy un tipo serio, legal, poco dado a imaginaciones absurdas, a divagaciones fuera del circuito de lo normal. Pues bien, este viaje ha hecho que dude de mi cordura.)
1 comments :
Hay que estar muy lúcido para crear un mundo imaginario y que todo adquiera sentido, y logres que para mi sea lo más normal del mundo que una señora esté en tu habitación de hotel amamantando a un cerdo. Me parece de lo más tierno teniendo en cuenta las últimas directrices de la OMS.
Así que siento comunicarte (así muy afligida con toda la pena de mi corazón, sin exagerar ni una miajita así) que no hay nada más cuerdo que dudar de la propia cordura, tesoro. Quien se atreve/osa alejarse de su zona de confort tiene todos mis respetos (momento reverencia graciosa a lo paulova).
Eso o que la que aquí te comenta (léase yo), esté también más pallá que pacá que además reivindico ese toque de locura tan necesario para no volverse loco (valga la redundancia) en este mundo, a menudo, enajenado.
Gracias por las risas que han sido muchas!
Besets!
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