¿Puedes oírme ahora?
Con la
mirada tiznada me despierto en un territorio oscuro entre hierbas y gruñidos,
piedras y arbustos, huele a cebollas, se escucha el mar, no recuerdo quién ganó
la batalla, hay toros en el límite del horizonte, ignoro mis pecados, ya he
estado en un lugar así, antes.
Dilato el espacio y el tiempo, siembro aquí poemas, cuentos, me cuento, me invento, desde el pico de los pájaros del Bierzo bordo historias tristes (otras veces alegres), dejo horas y amor que me palpita en los dedos cuando pasan por una espalda desnuda (quién dice espalda dice corazón, quién dice corazón dice un punto indefinido entre el alma y el ombligo), dejo también colores que robo bajo el agua abolida, ladrón sumergido en el Abra pintada de luces.
Puede que no
sea un sueño.
Dilato el espacio y el tiempo, siembro aquí poemas, cuentos, me cuento, me invento, desde el pico de los pájaros del Bierzo bordo historias tristes (otras veces alegres), dejo horas y amor que me palpita en los dedos cuando pasan por una espalda desnuda (quién dice espalda dice corazón, quién dice corazón dice un punto indefinido entre el alma y el ombligo), dejo también colores que robo bajo el agua abolida, ladrón sumergido en el Abra pintada de luces.
Así siento
los días, llenos de luz, gozosos, radiantes, me estremezco en la alegría y los
relámpagos.
¿Puedes
oírme ahora?
2 comments :
Alta y claramente. Pero no me importaría decirte que no, para que lo repitieras.
Sí.
Y sin necesidad ni de forzarme.
Mecida en esos susurros que tras la barrera y con la mantilla de minifalda, el tiempo estira con sus idas y venidas.
Y como buen nadador y conocedor de caracolas marinas ya sabías que había toros azules en la primavera del mar...
Y nos quedan unas unas cuantas aún (primaveras, decía) ¿cierto?
Anda dí que sí.
Ahora ya no sé si eras tú o uno de tus ventrílocuos o una de las mías los/las que están/ban aquí, o allá, y contestando.
Te dejo bajo la elasticidad de un beso.
Mientras, sigamos despiertos bajo el sueño...
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