Erupción en la isla Reunión (III)
Reunión es un intento de
ser al lado de Madagascar, un rincón donde
viven los viejos guerreros de oficinas de la City, los antiguos descargadores
del muelle de Hamburgo, las secretarias jubiladas de Manhattan, una isla de
viento donde quise ensayar el futuro.
Nadando me olvidé del
encuentro con el hombre del iPad. Mis músculos se adaptaban al movimiento de
crawl. A esto había venido. Disfruté deslizándome durante vueltas y vueltas a
lo largo de la piscina. Sentía mis brazos entrando y saliendo del agua, las
piernas batiendo con energía. El tiburón negro pasó a pocos centímetros de mi
nariz. Al pasar me guiñó un ojo. Salí espantado. Muchos chiquillos riendo,
jugando, felices. Las madres bronceándose dentro de sus mínimos bikinis
floreados. Los padres yendo y viniendo al bar con un botellín de cerveza en
cada mano. Al parecer nadie había visto al tremendo bicho. Ahí empecé a pensar
que una de dos, o se me había ido la cabeza o aquel hotel tenía algo extraño.
Desde
unos labios amarillos se anunció fuego en el volcán Pitón de la Fournaise y los turistas corrieron a buscar el último barco del invierno. No sé si por valentía o
por inconsciencia decidí quedarme al menos hasta que la sombra de la catedral
se alargase sobre el jardín familiar de la esperanza.
Es curioso, el hombrecillo que musitaba “aún no es tarde, aún no es tarde” se quedo sentado bajo una parra, mirándome.
1 comments :
Empieza a preocuparme tu momento oigo voces, veo hombrecillos, hasta el tiburón me vacila ¡A qué me subo a la parra! aviso. (Guiño).
Besets!
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