Nostalgia en Roma
Llegó
la hora del recuento, inventario de la ausencia siseando, aún, como una hoguera
fracasada.
La clepsidra teje desánimo. Maligna, comienza la noche en ruinas, pudorosa, no, camino desorientado, adiós.
Lo perdido, sin desafíos, fuga perpleja, puentes rotos, séquito de párpados cerrados ocultando lo negro, no fue.
El lecho vacío, impaciente, lejos, en la pradera sobre el mar donde se juntan gatos y gaviotas. La copa de veneno espera.
Reptiles sobre el frío mármol, el musgo entre las
rocas, crecen flores blancas en la arena, la lluvia cubre Roma.
Sólo bajo el sicómoro, con el pecho tatuado, ruido, nadie sabe, nadie entiende, llegó la hora del recuento.
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