Alirón, alirón el Athletic campeón.
Érase una vez en un lejano país
al norte de todos los reinos un club de fútbol que era la admiración de sus
habitantes y de los habitantes de países
vecinos.
Alirón, alirón el Athletic campeón.
Resulta que este equipo era un
habitual de las finales de Copa y aquel año también lo fue. Para dar color y
animar a la población un directivo de la banca local, furibundo hincha rojiblanco,
tuvo la brillante idea de alquilar en un zoo de Madrid un león de verdad, el
rey de la selva, una fiera de colmillos y garras para pasearlo por todo Bilbao sobre
una camioneta pintada de rojo y blanco.
Alirón, alirón el Athletic
campeón.
El conductor de la camioneta
era “El Rubio”, hermano de Flor, la del bar de Anselma de Salces. Con valor y
salero, rugiendo bilbainismo, paseó al león por calles y plazas, por avenidas y
callejones, por el Casco Viejo y el Ensanche, por Rekalde y Deusto, por Castaños
y Somera, por Matiko. El directivo de banca estaba encantado, el león no tanto
aunque nadie se lo preguntó, el Rubio conducía, el bicho rugía y las gentes se
enardecían.
Pero conductor y animal tenía necesidades
básicas, una de ellas comer. El Rubio lo hacía en su casa pero antes alimentaba al
animal con pollos y otras delicias que
metía entre los barrotes de la jaula, el león las devoraba primero y dormitaba
después sobre el camión aparcado en plena calle ante la atónita mirada de los
niños del barrio. (En la foto dos deliciosas niñas que, al menos una de ellas, cuando
sepa que su padre ha puesto en circulación esta foto montará en cólera. Aviso).
A todo esto: alirón, alirón el
Athletic campeón.
Pasaron los días y humano,
bestia y camioneta siguieron su periplo bilbaíno entre los aplausos de los
viandantes, los guardias de circulación, los niños, los curas, las señoras, las
monjas de no clausura, los dependientes de ultramarinos, los empleados de banca,
todas las profesiones cantaban y gritaban.
Alirón, alirón el Athletic
campeón.
Llegó el día de la final, todos
atentos a la radio, el Rubio conducía, la camioneta chirriaba en las curvas, el
león estaba aburrido de tanta vuelta y el directivo, en la puerta del banco, se
alegraba de las largas filas de nuevos clientes entrando al establecimiento
para dejar sus menguados ahorros.
El Athletic iba ganando.
Pero he aquí que a las 5 y 25
de la tarde comenzó a llover y al pasar por la Gran Vía la camioneta derrapó,
la jaula cayó y se rompió, el león escapó y, hambriento, se comió al directivo
de banca que estaba justo ahí, después escapó y algunos lo vieron a la altura
de Pesetita.
No se ha sabido nada más de él (del león digo), algunos dicen que
vive entre nosotros, disfrazado (foto de abajo)
El Atletic, como no, ganó la Copa
Alirón, alirón el Athletic
campeón.
Nota: no sé si sucedió
exactamente así. Me lo contó Alfonso.
Quizás deberíamos preparar una cena o similar para que lo cuente con más
detenimiento.
1 comments :
"Durante las celebraciones del doblete de 1983-84, al Banco de Bilbao se le ocurrió aportar a la caravana de la victoria nada menos que un león de verdad que saldría a la calle para acompañar con sus rugidos las celebraciones rojiblancas e, incluso, recorrería el Nervión en una gabarra especialmente acondicionada para este seguidor del Athletic tan "autentico". Pero ahí no quedó la idea del banco, ya que alguna mente despierta se le ocurrió vestir a la mascota con la camiseta rojiblanca y eso, naturalmente, iba a ser más difícil porque ¿y si al león no le gustaba el fútbol y se enfadaba con el encargado de vestirle?. Desde luego, lo que esta claro que el que tuvo la idea no iba a ser quien vistiera al "animalito", que no llego a acompañar a la caravana rojiblanca
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