Columpios al compás.
Cuando la palabra se convierta en cuerpo
y el cuerpo abra la boca
y diga la palabra que en ella se haya
creado,
abrazaré ese cuerpo
y lo acostaré a mi lado.
Hazi Leskiy.
Amiga mía, un poeta es una mentira, ni
siquiera una verdad tendida al viento de la nada.
Golpean las ramas del sauce en tu ventana.
No puedes dormir y yo tampoco.
Un poeta no sirve para comérselo, ni para vestirlo en una fiesta, ni para
correr demasiado.
Nunca dormirá a tu lado cada noche.
Un poeta es un aroma en un plato sin sopa.
Él quiere gustarte, meter su cuchara en la
humeante olla de tu mente, probarte, saber de tus delirios.
¿A qué saben tus miedos?
Un poeta es una apuesta, la certeza de la pérdida, la distancia entre el
temblor y el desamparo, una caricia sobre la sábana del aire.
Estamos tan lejos que no hay medio de locomoción que nos acerque mejor que la
palabra. Por eso nos hablamos, rimamos, decimos y seguimos tan separados como
entonces, como siempre.
Amiga mía, un poeta es una pérdida de tiempo, un disturbio, un infractor de lo
que tú quieres que sea.
Vale, déjalo, tres con las que saques, sigamos meciéndonos en el columpio y la
próxima ronda es mía.
(Sabes
que lo he escrito para tí)
3 comments :
Como te has lúcido con la imagen inferior...la sombra le va hacer saltar los ojos. Ella además lo imantiza con la mirada...
Hay tanta mediocridad en la realidad, que columpiarse es un deber de la fantasía...
En prosa o en verso es la única forma de que el yo diga una verdad en forma de mentira: la ficción.
Nunca es para un ti.
La tuya de hoy (?) me ha encantado.
Me temo que el concepto de SER del poeta encuentra su sentido más en Heidegger que en Platón, lo que, en el fondo, lamento profundamente (claro, en el fondo)
No es una novedad, pero me ha encantado tu texto, y me ha hecho pensar...y mira que hacía tiempo.... :))
Abzo
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