Trasgo peleón.
No
dejaremos de explorar
Y el final
de la exploración será
Llegar al
punto de partida
Y conocer
el sitio por primera vez.
(T.S.
Elliot)
Se ha despertado el trasgo que vive
en mi pecho y no me deja dormir. Un vigía ciego encaramado en la proa de la noche arponea con saña los plácidos
cachalotes que nadan en mis sueños. (¿Qué haré?)
Uno empieza así, como jugando, sin
saber bien donde entra. Al rato se inventa unas reglas: continúen
por las rayas amarillas y tuerzan en la esquina, lleven siempre brújula y no
pisen las amapolas. Normas dictadas por la polimatía, para no perderse en
el bosque, para continuar por el sendero conocido, allí donde el paisaje es
familiar y no hay perros con carlancas, ni videntes, ni erizos negros. (Ingenuidad)
Cuando el reloj se para es cuando
empieza la desazón, los problemas, las palabras se atoran en la garganta y te
ahogas. Y ahí no sirven los ya te lo
dije, ni los por si acaso.
Entonces es cuando sientes esa piedra que se planta en el pecho, que te
aplasta, te quedas sin fuerza, el silencio te muerde las orejas y las
expectativas. Luego lo de siempre: la niebla del día tras día se posa en tu
frente como epítemas, te vuelves invisible, desapareces y al día siguiente
nadie se acuerda ya de ti. (Nadie)
Creo que por eso sigo luchando con
el trasgo. (Entre tú y yo, me va ganando).
(Jorge Alderete)
3 comments :
¡Ah, qué lindo eso de "trasgo"! Creo que es la primera vez que lo escribo. Me suena a los bosques de Galicia y Wenceslao FF.
Y a ti, que eres un pillín encantador.
virgi, trasgo es muy de Quevedo
A fugitivas sombras doy abrazos;
en los sueños se cansa el alma mía;
paso luchando a solas noche y día
con un trasgo que traigo entre mis brazos.
Cuando le quiero más ceñir con lazos,
y viendo mi sudor, se me desvía;
vuelvo con nueva fuerza a mi porfía,
y temas con amor me hacen pedazos.
Voyme a vengar en una imagen vana
que no se aparta de los ojos míos;
búrlame, y de burlarme corre ufana.
Empiézola a seguir, fáltanme bríos;
y como de alcanzarla tengo gana,
hago correr tras ella el llanto en ríos.
Y yo...soy lo que puedo ser
¡Uy, estos clásicos tan modernos! Gracias, Profe, un beso
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