Pirandello.
Yo quería estar solo de un modo absolutamente insólito, nuevo. Todo lo contrario de lo que pensáis vosotros, es decir, sin mí y precisamente con un extraño alrededor.
Un hombre se mira al espejo.
Dos hombres hablan sentados en un sofá, de sus bocas salen hombres diminutos que se alinean sobre una línea curva.
Siete hombres reclinados en pequeñas sillas se miran entre sí formando un círculo de conspiración, en sus rodillas descansan violines sin arco.
Un hombre se mira al espejo.
Dos hombres hablan sentados en un sofá, de sus bocas salen hombres diminutos que se alinean sobre una línea curva.
Siete hombres reclinados en pequeñas sillas se miran entre sí formando un círculo de conspiración, en sus rodillas descansan violines sin arco.
En cambio, me obsesioné pensando que yo no era para los demás aquel que hasta entonces, para mí, me había figurado ser.
Un hombre con la oreja derecha apoyada en la pared habla a su sombra.
Dos hombres con máscaras se empujan junto a una pared de ladrillos rojos.
Cien chinos sin pies riendo y hablando en pequeños y animados grupos.
Un hombre sentado frente a una mesa, en mitad de un movimiento, frente a él un hombre con la cabeza inclinada (pueden ser un psiquiatra y su paciente, un interrogador y su víctima, un jefe y su subordinado)
Dos hombres conversan animadamos, ajenos a todo, unos pasos más allá otro hombre les mira interesado.
Una cantidad indeterminada de hombres con tambores que no suenan, los espectadores están excluidos del sonido.
Un hombre con la oreja derecha apoyada en la pared habla a su sombra.
Dos hombres con máscaras se empujan junto a una pared de ladrillos rojos.
Cien chinos sin pies riendo y hablando en pequeños y animados grupos.
Un hombre sentado frente a una mesa, en mitad de un movimiento, frente a él un hombre con la cabeza inclinada (pueden ser un psiquiatra y su paciente, un interrogador y su víctima, un jefe y su subordinado)
Dos hombres conversan animadamos, ajenos a todo, unos pasos más allá otro hombre les mira interesado.
Una cantidad indeterminada de hombres con tambores que no suenan, los espectadores están excluidos del sonido.
Así quería estar yo solo. Sin mí. Quiero decir sin ese yo que ya conocía, o que creía conocer. Solo con un cierto extraño, que sentía ya oscuramente que no podría apartar nunca más de mi lado y que era yo mismo: el extraño inseparable de mí.
¡Entonces sólo advertía uno! Y este uno, o la necesidad que sentía de permanecer sólo con éste, de ponerle delante de mí para conocerlo bien y conversar con él, me turbaba sobremanera, con una sensación entre de rechazo y de espanto.
Si para los demás no era aquel que hasta entonces había creído ser, ¿quién era yo para mí?
Un hombre en la puerta de una habitación de baldosas irregulares mira un tambor apoyado en la blanca pared.
Dos hombres sentados espalda contra espalda, cada uno mira para un lado.
Varios grupos de cinco hombres que juegan, ríen, se empujan, saltan, dan sensación de gran camaradería, el conjunto desde el aire da una sensación de gran movilidad.
Un hombre en mitad de una habitación que parece el almacén de un teatro con diversos instrumentos musicales esparcidos por el suelo.
Un hombre sentado en la primera fila de butacas de un teatro vacío, es el único espectador, la orquesta está tocando pero no se oye nada, no hay sonido.
Un hombre entra a la casa de la memoria por la puerta principal y al rato sale por una ventana que da al patio.
Un hombre insomne con los brazos en cruz sobre una cama sin sábanas, en ese cuarto hay un zumbido nocturno que cesa al amanecer.
Un hombre en una ventana, un hombre en un balcón.
Un hombre frente a otro hombre, juntos pero solos, no pueden, no saben comunicarse.
¿Y los demás? Los demás no están en absoluto dentro de mí. Para los demás, que miran desde fuera, mis ideas, mis sentimientos tienen una nariz. Mi nariz. Y tienen un par de ojos, mis ojos, que yo no veo y que ellos ven. ¿Qué relación existe entre mis ideas y mi nariz? Para mí, ninguna. Yo no pienso con la nariz, ni me preocupo de ella al pensar. Pero, ¿y para los demás? ¿Los demás que no pueden ver dentro de mí mis ideas y ven desde fuera mi nariz? Para los demás, la relación entre mis ideas y mi nariz es tan íntima, que si aquéllas, supongamos, fueran muy serias y ésta por su forma muy ridícula, se echarían a reír.
(fragmentos de “Uno, ninguno y cien mil”. Luigi Pirandello).
Conócete a ti mismo.
Eso mismo.
Independencia entre el escritor y el lector
Escribo ajeno al espectador/lector.
Ni siquiera sé si están ahí.
Los demás no nos ven como nos vemos.
¿Quién eres?
¿Quién soy?
En este texto no hay mujeres.
Independencia entre el escritor y el lector
Escribo ajeno al espectador/lector.
Ni siquiera sé si están ahí.
Los demás no nos ven como nos vemos.
¿Quién eres?
¿Quién soy?
En este texto no hay mujeres.
(Por eso las fotos de mujeres que dan la espalda al que mira, tú)
6 comments :
wow... Pedro.
Stop todo, silencio absoluto, centrada la mirada en leerle.
wow... Pedro.
Stop todo... calle todo, se haga escucharle.
Y se haga escucharle, es... lo escribió en varias ocasiones, que lo hace para usted, y ciertamente es quizás, a mi modo de leer y ver... es en realidad la maneera más generosa y entregada... ¿por?... porque creemos que generoso es que nos den lo que queremos leer (vale cualquier verbo), en lugar de pensar que alguien se dé... a sí... es un pequeño e importante matiz.
wow...Pedro...
Imágenes se hacen en el leer y no solo en el ver... créame que casi, y no sé si no formará parte de su talento a la hora de colocar y diseccionar, casi, decía, se me hacen estorbarme... me explico, perdón... separan los párrafos, sí... y en la lectura se quiere leyendo, a eso me refiero... centrada en lo que leo, visualizo las descripciones narrativas de interior... dibujos mentales que parecen sueños y a la vez estados de tremenda consciencia en un mirarse hacia dentro... y, siento, es un pasaje de puertas abiertas de una entrega profunda... Así, no sé si me expreso bien, Pedro... así lo siento y es... es eso, la generosidad del matiz importante... la independencia y el ser ajeno en un ejercicio de introspección... sin embargo compartido... es matiz tremendamente importante en lo enorme de esa generosidad... de dar... Muchísimo mayor que se pudiera sentir en textos que se redactan con o por receptor...
Se me hacen ridículos todos los adjetivos que le diría... impresionada? claro, y más... Admirada? claro, y más... se quedan todos pequeños,...
Aún hay que sumar un tipo más de generosidad, Pedro... el efecto rebote, el que hace que cuando uno mira ... no sé... ves a alguien reír, y sin saber qué, mínimamente por un segundo al menos, su risa se convierte en alegría y sonríes, como si ves llorar, un minipellizco se te agarra a la garganta acompañando su congoja... esto es... leerle, las series de imágenes (de lectura) que acompañan, no digo que Pirandello le acompañe ni usted a Pirandello, me bailan a la par ambas partes, azules y negros, acompañados, se hace un ir hacia "dentro de" que a la vez se refleja un abrirse dentro de uno mismo (prueba más de cómo es de generoso que escriba así más que con un espectador posible en la idea).
Los demás no nos ven como nos vemos... así lo creo... como creo también que nunca conocemos del todo, que existen huecos, lugares, que a veces dejamos escondidos, a veces simplemente nadie quiere pasar a ver aunque no se tapen, a veces ni nosotros somos conscientes del todo de esas partes y hasta nos sorprendemos a la vez... y es una especie de evaluación contínua, sí? tanto en lo individual como en lo relacional... y a su vez, mezclando ambas...
Esto, Pedro... me sale decirle a modo resumen (sintetizar no es... virtud que practique,...ya)... personalmente, de persona, no espectadora ni lectora... ni India ni cherokee, sino Gloria... fliparía repasando líneas, subrayando frases... ampliando detalles... Su texto, que escribe sin pensar en si será leído, atrapa para ser. Como texto, y sobre todo, como contenido del que no se queda sujeto a las palabras y sus formas...
Stop todo... continúe silencio... se quede lo que le leí como si pudiera escucharlo en eco... y mil gracias, infinitas, por esta entrada (curiosa palabra para definir una redaccción que es un entrar en...)Un auténtico regalo para todo espectador/lector al que es ajeno y se pare a leerle.
Buenas noches, un abrazo bien suave, Pedro... descanse y me apetece, no sé, despedirme con un "suéñese"... que se me antoja un buen deseo que hacerle... suéñese.
Al deseo añado... en el eco, es de seguridad absoluta que lo soñaré en la exacta forma en que intento explicar antes... como si la lectura de su texto se transformara en un florecer(se)... (es horrible cuando no consigo encontrar la manera de expresarme convencida de que se entiende...) y mirarle de frente, sin espalda.
Una amiga, un encanto de persona, me dijo un día que existe una teoría de algún tipo de meditación que dice que, todo lo que nos atrae de los demás, aquello que nos gusta de ellos, en realidad está contenido dentro de nosotros, pero no lo vemos en nosotros y sí en los demás... Mi primer pensamiento al escucharla fue, que eso me llevaría a pensar que somos una panda de ególatras que nos buscamos constantemente... Y posteriormente, rumiando sus palabras y el primer pensar, la luz se apaga y a la vez ilumina...
Esto para de nuevo un gracias, relectura sin leerlo en lo memorizado como eco... insisto, muestra de su generosidad. Insisto también, que lo es en grado superior en tanto que no se hace para espectador/es, importando mucho más todo cuanto contiene.
Un abrazo,
… ooooh, ruzzh, ploufff, gaahggg, (disculpa India al leerte se me ha quedado la lengua enredada en los dientes y estoy babeando de gusto)
…zzzzzziiiiiiiiiiiiiiihhhhhh (me estoy licuando India)
Ya está,India ese charco que se evapora es el que yo era, soy medio líquido medio vapor que asciende a las nubes. Amén.
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