No preguntes si no quieres escuchar la respuesta.
...Tu cara de ahora. Tu cara contando cosas calladas
durante años.
Y lo has hecho tan fácil, fluido y sencillo...
Y lo has hecho tan fácil, fluido y sencillo...
Pues
sí y etcétera.
Esas
cosas del sí pero no.
Lo
decía Pirandello “Yo soy él que fue MatíasPascal”.
Evidentemente
tú no eres la que eras o quizás yo no soy Matías Pascal.
Sé
que hay contradicciones entre alegrarme tú a mí y contagiarte yo a ti un vago
desasosiego.
Que
no, que resistir con red es menos resistente, que en las barricadas el sonido
de los tambores es más real, incluso se oye.
No
solo estoy triste, también aburrido y eso es peor, la desgana, el ya no, el a
mí que me cuenta, es decir el pedir un abrazo y que te den una coliflor,
cuestión de sensibilidad, posiblemente de falta de tiempo, ya el matiz es lo de
menos, lo más es el abismo, la negrura, lo imposible, que no son los años que
es el frío, la frialdad de dos figuras mirando cada una para un lado,
ensimismadas en su sombra, en atribuir al otro nuestras carencias o nuestros
deseos o así lo siento aunque siento tantas cosas que me falta pecho para
contenerlas, que no me escribo, que te escribo una y otra vez aunque no me leas
como yo quisiera que me leyeras pero ya sabes que llueve donde llueve y a veces
a destiempo, las cosas nunca son como eran, seguimos, sigamos, aún como
autistas, esas cuatro paredes, Tú, tu vida, lo que eres, yo sin saber quién
soy, si aquel Matías o este Pedro que duda y se confunde, que resiste tanta
emoción ya no sé cómo, que se rompe cada día y disimula, que es tan débil pero
no es eso, quién lo diría, que levanto la barbilla y corro, nado, subo al monte
o me arrodillo, yo no resisto, yo vivo, estoy vivo y habitado por todos los
colores, que te hablo con el alma, ha subido el pan, ayer la leche, hay
confusión en los mercados, las lechugas son verdes, el mar azul y el cielo que
a veces se ve de tu ventana también, han muerto ya las mariposas y no te creas
todo lo que sabes, no dudes, hay un agujero en la duda, hay un nido de
golondrina en el alero, hay el eco del ladrido de un perro que desapareció en
septiembre, hay la certeza de que hasta aquí no has llegado, linda, cuestión
de, ay, señor, Señor.
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