Quemaduras de segundo grado.
No, no estaba bajo un cielo extraño,
Ni bajo la protección de extrañas alas,
Estaba entonces con mi pueblo
Allí donde mi pueblo, por desgracia, estaba.
Los días pasan como si nada, sin darse importancia, uno tras otro, indiferentes a edades y expectativas, monótonos o plenos de urgencias, de obligaciones, de trabajo o de ocio, de tener que, de no hay más remedio, de bostezos o de nervios, de soledad, de gritos, de apreturas, de escasez, de minutos que se escapan por el desagüe a ninguna parte.
Algunos se percatan del derroche y luchan por pintar las horas con imaginación o resignación, con rabia o placidez, con vanos ejercicios de trascendencia que no pasan más allá del dintel de su propia casa, que no, que no hay nada que hacer, que esto es lo que hay.
El arte.
Pintura. Escultura. Escritura. Cine. Música. Filatelia. Monogamia. Grafología. Punto de cruz. Religión. Política. Guerra. Soberbia. Deporte. Arquitectura. Abogacía. Espía. Equilibrismo. Psicología. Cosmética. Rayos y centellas. Psiquiatría. Arqueología de la mente. Intimidad. Democracia. El plan qué sé yo. Diga usted treinta y tres. Treinta y tres.
Y luego está lo de no estar. Solos. Para eso hay que estar con alguien. Incluso con uno mismo. Es difícil. Hay días que no me hablo, me miro de arriba abajo y me enfado conmigo. Estar con otro, otra, otros, bueno, puede estar bien. Depende del otro, de la otra o de los otros. Y de uno. A la de una, a la de dos, a la de tres. En mi caso estar con otra me parece una buena elección. Esa es la primera, después hay que buscar a esa otra. Y encontrarla. Y mantenerla a tu lado. Y enamorarla, enamorarse, preparar un proyecto común, apoyarse, ubicarse, compartirse, darse, renunciar a, y a, y a, recibir, dar mucho pedir poco, la medalla del día de la madre colgada al cuello de esos días que pasan como si nada. Nada. Y así sea. (Oriana)
Los últimos descubrimientos científicos aseguran que los días tienen 24 horas. No está aún probado pero me lo creo. Me creo casi todo. Soy tan crédulo que tengo varios tarros de ilusión en la despensa del por si acaso. Sin caducar. Creo. Y miento. Escribo. Digo. Pienso luego me desespero. ¿Esto es todo? Imagino. Evoco. Revoco. Convoco. Sujeto el bostezo con alambres retorcidos en la mandíbula de una pretendida literatura, dura o blanda, menuda, trabajada, esto es un espejo ¿qué ves? Pues eso, si eres tú todo esto, lo tuyo, lo mío, merece la pena. Y si no, pues no la merece ¿NO?
2 comments :
Explicatio non petita accusatio se delata... Guapo!
Es mi venganza por poner en duda mi hombría, aunque imagino que eres de los que piensa equivocadamente que se puede ser (muy) hombre siendo...
Los días no tienen 24 horas, a no ser que mires al reloj.
Como eres, bixen, que carácter. Que tendrá que ver la hombría con que te llame guapo. Que tendrá que ver lo que yo piense con que me equivoque pensando, imaginando. Pues claro que me equivoco, constantemente, mucho más cuando no paró de hablar, aquí, lo cual no quita que siga agradeciendo tus comentarios anónimos e inteligentes, que no se sí vas o sí vienes pero si, eso, que gracias. Miedo me da decirte nada más. Que hombre,
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