martes, 4 de febrero de 2014

Distancia de la piel.



Distancia de la piel, en esa lejanía encontró un sendero hacia el poema, un aliento entre límites y peces grises, rabia contenida de los meses bajo una cripta de besos. Se comió la rosa del idilio, pétalo a pétalo, polen y colibrís que libaban el sabor amargo del desamor.

Ahogó el ruiseñor de la época alegre, cantos que se posaban en la rutina de dos cuerpos enlazados, desenlazados, embriagados y por fin atentos al aviso de la monotonía, hombres oscuros golpeando ramas, mujeres desafiando el miedo con albórbolas detrás de sus bocas ocultas.

Recuerdos del día en que ya no estuvieron, condado de lo efímero, turbador regalo para los parias con olor a vino y reuniones en los parques. Camino desde el momento en el que en sus pechos crecía la madrugada hasta el erizado gesto con la mano abierta, incertidumbre y opaco símbolo, volver a casa, turbados, pálidos, descalzos por la soledad del pasillo, pisando los renglones negros de experiencias anteriores, no aprender, camino submarino con tiburones de veneno acechando en las mareas, puertos sin fábricas de harina de pescado, sin farmacias, sin iglesia ni curas barriendo los muelles con su sotana, barcos encallados en la barra, las velas rotas, capitanes aturdidos, el práctico abrazado a una sirena borracha, recuerdos, retazos de lo que nunca, detrás, detrás de todo no hay más que la nostalgia malsana de los que caminan hacia la muerte.

¿Dónde dirigen sus miradas los que renuncian?

Sobreviven en juegos de palabras, desterrados. Hablan a medias. El amor arrebató su esperanza, el placer del viento, la zozobra del encuentro. Bajo la lluvia de febrero se mueven como grandes pájaros altivos, aquí y allá. Nadan en la soledad de una playa que bate el viento. Han quemado sus bosques, han saqueado sus graneros de esperanza. Les queda una piedra en mitad del pecho en esta distancia de la piel.





Nota: tengo el presentimiento que esto –también- lo he escrito antes. O algo parecido. 

No recuerdo si en esta reencarnación o en otra. A buenas horas te lo digo ahora que ya lo has leído.

Por si hay algún espíritu sensible le diré que esto que escribo no tiene que ver con lo que vivo.

Lástima que no existe un buzón de reclamaciones.

1 comments :

Magnolio dijo...


Marguerite Duras decía: "Escribir es tratar de saber lo que uno escribiría si uno escribiera"

y también: "cuanto más escribo sobre mi misma, más miento"

Pero verdad o mentira, siempre escribió sobre si misma y otras pieles (C'est tout) con mayor o menor distancia, claro.

Muxu bat.

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