Lisboa al fondo y un reloj estropeado.
No soy nada.
Nunca seré nada. No puedo querer ser nada. Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo. |
Fernando Pessoa
Acercaros amigos míos, que
sí, que todo esto está muy bien, las redes sociales, los amigos virtuales, el
amor virtuoso, las confidencias en mensajes que sí que no, todo eso es
perfecto, claro, te veo pero no te veo,
te leo a veces y me gusta y me asusta y qué demonios dirá esta gente,
señor, que lo mío es la gastronomía, la mía, el canibalismo, comerme a mí
mismo, irme y volver, me voy, cariños, a Lisboa, que me quiero llenar de fados y
calles, de vino verde y comidas ricas, aquí al lado, más o menos,
la última vez me pilló aquello de las cenizas de un volcán islandés y casi
termino en Tokio, en un aeropuerto perdido, con pensamientos oscuros
incrustados en la parte posterior del cerebro, sumido y consumido en lo que
era, ahora ya no soy con lo que todo es más fácil, no ser es la antesala de
quizás o de nada, ahí estamos, a Lisboa voy, ligerito, caminando, volveré, no
me olviden, o sí, ustedes mismos, mientras regreso beso sus manos como se
besaban ayer los pies de vírgenes de la piedad mientras una señora limpiaba
cada beso con pañuelos blancos y los fieles oraban al fondo de iglesias
oscuras, con dioses que mandaban plagas de sangre y llovían escorpiones, era un
problema ser creyente, era un sin vivir, no se podía pecar, ni nada, que todo
estaba mal visto, penado, que nos escondíamos en cuevas para lo del coito y
esta vez, agnóstico perdido me voy a Lisboa que se me vuela el avión y sumsumsumsum al final…
Al final.
Recuerdo una mujer que amé y
se quitaba mis besos de sus labios. Una siesa.
Recuerdo un sacerdote que se
transfiguraba y luego se casó y se salió. Un salido.
Recuerdo Lisboa y un hotel
con señoritas de todos los colores sentadas en la recepción. Coloridas pero aburridas.
Recuerdo un barman que
preparaba unos magníficos combinados con ginebra y vermut mientras maldecía a
Madrid. Hay gente para todo.
Recuerdo un coche verde
cruzando el Alentejo. Hace tanto.
Recuerdo aquella mujer a la
que tanto amé. Me saltan los suspiros por la cara.
Clic. Off.
No recuerdo nada.
Bisbisbisbis.
Hasta la vuelta.
Empiezo a conocerme. No
existo.
Soy el intervalo entre lo que deseo ser y los demás me hicieron,
o la mitad de ese intervalo, porque además hay vida...
Soy esto, en fin...
Apaga la luz, cierra la puerta y deja de hacer ruido de
zapatillas en el pasillo.
Quede solo yo en el cuarto con el gran sosiego de mí mismo.
Es un universo barato.
Fernando Pessoa
Soy el intervalo entre lo que deseo ser y los demás me hicieron,
o la mitad de ese intervalo, porque además hay vida...
Soy esto, en fin...
Apaga la luz, cierra la puerta y deja de hacer ruido de
zapatillas en el pasillo.
Quede solo yo en el cuarto con el gran sosiego de mí mismo.
Es un universo barato.
Fernando Pessoa
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