Berlín en sombras y pájaro
Mi yo bebe
de la paradoja donde reinan
mudos entendimientos.
(Concha García)
Tomábamos cabernet sauvignon en unas copas estilizadas. No sé si era la más guapa, era la que más me gustaba. La tome de la mano y bailamos al son de Nine Horses en una habitación oscura.
Dejé en su oído palabras mediterráneas con sabor de aceite, de almendras. Después la música cambió, bailar con Bach es difícil, decidimos seguir abrazados, en mitad de la habitación, más o menos, ya he dicho que estaba oscuro, tampoco estábamos para geometrías, andábamos enfrascados en geografía, ella buscaba el norte de mis labios, yo el sur de su cuerpo que palpitaba bajo mis manos peregrinas.
Era incómodo, dos personas adultas abrazadas, de pie, en la oscuridad, ignorando quién estaba fuera, quién podría ser el entrometido que daría la luz para estropear lo íntimo.
Estaba aquella maldita cremallera. Y mi espalda, que me duele cuando estoy mucho tiempo de pie.
Recordé que tenía la maleta sin hacer. Me ocurre a veces, estoy en una cosa y la cabeza se me va a otra. También empecé a pensar en estrellas en un cielo de alquitrán, en un avión con alas de plata y polizones escondidos entre el equipaje de la sentina. Con frecuencia tengo reacciones extrañas, estábamos allí, los dos, no sé si era la más guapa, era la que más me gustaba, el caso es que me subí los pantalones, me ajusté el cinturón y me despedí. No creo que me entendiera, ni siquiera era alemana, parecía de un país del este. En el salón hice un gesto con la mano, nadie levanto la cabeza, cada uno estaba a lo suyo.
No utilicé el ascensor, me dan miedo los espacios tan pequeños, bajé por las escaleras, silbando. En Friedrichstraße logré encontrar un taxi y me pregunté qué demonios hacía en aquella casa. Aún no lo sé. El otro coche venía de Unter den Linden, no respetó el semáforo.
Dicen que tengo para un mes más, como mínimo. Por eso pienso en estas cosas. Y en otras. Me aburro en esta cama blanca.
Artículo 24.
• Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.
11 comments :
¿para un mes más?
ojalá no se te pase nunca.
biquiños,
Muy bien Sir Peter. Tonto, lo que se dice tonto, no eres. Un poco achacoso sí, quizás. Pero hombre, estar en Berlín y no tomar un Riesling tiene pecado. Pero lo que más me intriga son las palabras que dejaste a su oído con sabor de aceite de almendras, vamos como el de Nenuco. ¿Era áspera la pava? Si soy yo, a ti te dejo unas palabras al oído más elaboradas, es decir de turrón de almendras, pero de ese de Castuera, nada de ñoñerías de turrón de Alicante, y menos del de Jijona. Pero lo importante, que te hayas quedado enco(ma/ña)do en la frase final,
Ya nos contarás,
Jamás sentir una paradoja en la oscuridad.
Estilizarse siempre ante un abrazo, ante un beso.
Seguir entendiendo lo hablador que es el deseo.
Las del este son un poco estiradas...
Secundo lo del riesling..un Dr.Loosen, por ejemplo..
" Y aunque no era la más guapa del mundo...era más guapa, más guapa que cualquiera.." mira que han sorteado obstáculos. Nada más dificil que haber enganchado un paso con Bach y en la oscuridad...
Prohibido aburrirse, las camas blancas tienen su encanto.
:-)
Buenas tardes,
el oasis de una literatura con gusto no es lo mismo que el gusto de la literatura por reflejar oasis.
A veces usted me confunde : porque consigue hilvanar buen gusto, literatura y paisajes que no me resultan nada artificiales.
Honor a una constancia : tan valorable como la de una estética.
Un atento y cordial saludo,
Art Alegoria
Leo tus extraordinarias historias que me llevan del asombro al enojo, de la sorpresa a la sonrisa, del entendimiento a la interpretación… y pienso… y comento…
Triste resonancia de aleteos inútiles, no hay belleza sin luz que la muestre, al fin, el hastío a caballo del vertiginoso azar pone un sombrío desenlace.
¡Y qué importa que no tenga nada que ver! ¡Y qué más da si no quisiste decir lo que leí!
Me he divertido.
Un beso.
Disculpar que no puedo contestaros uno a uno, pero el exceso de trabajo me tiene desbordado. Pero quiero deciros algo. Después de tanto tiempo aquí creo que podemos hablarnos con confianza: me gustan vuestros comentarios.
Cuando dejo el alma y me hacen bromas, cuando salgo del paso y me tiran flores, cuando me escriben con el corazón y me desarman, cuando utilizan la ironía y aprendo a contar hasta mil, cuando sé que es cierto eso que dicen, cuando deletreo las palabras para que no se olvide todo lo que llevan dentro, cuando me emociono con lo sencillo, cuando envidio lo fácil, cuando aplaudo a los artistas, cuando sonrío ante los que coleccionan ecos, cuando esta página me da tanto, cuando cada día recibo tantísimo cariño que de no ser del mismo centro de Bilbao (*) estaría llorando a lágrima viva.
Un abrazo
(*) Los de Bilbao somos así, nacemos donde queremos.
Pedro, espero que a éste no le pase como a aquel que recibió la visita de su pareja en la cama del hospital para decirle:
"Querido, tengo dos noticias para ti. Una buena y una mala. La buena es que te quedarás en silla de ruedas. La mala, que yo cuidaré de ti" (Lunas de hiel)
Bueeeno, que tú personaje no se merece ese final, por dios, que un cruce de cables lo tiene cualquiera y un mal dolor de espalda también. Pero de todos modos, después de lubricarle el oído con aceite de almendras dulces, qué ca... (oclusiva)!
Y los de Bilbao, guapo (tú), nacisteis en un Mapa Mundi.
Bicos
Recibe un saludo desde Berlín. La chica del este se quedó con los crespos hechos ;-)
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