miércoles, 26 de diciembre de 2007

Metonimia de la sospecha. (7)






Sus cenizas

orientan hoy mis pasos
y salto sobre ellas sin miedo.

(Luisa Castro)





Siguió la sospecha, una vez que la llave entró en la cerradura de la puerta principal y encontró las ventanas cerradas, se dedicó a prender el pabilo de cirios amarillos que iluminaron los cuadros con escenas de caza, con retratos de serios señores vestidos de gris, cornucopias y, en mitad del aposento, la cama con una mujer desnuda que se sobresaltó ante aquella presencia inesperada, tapándose los pechos, buscando su combinación de seda, una puerta, un arma, una huida del hombre que se acercaba con gesto amenazante. Por ejemplo, o. La mujer vestida de perfume, buscó su pijama mientras el intruso se acercaba. Detrás de él, fotógrafos, abogados, periodistas. Y ella, la otra, su pérfida rival. Supo que estaba perdida y afrontó el escándalo con una mueca de desprecio, con su cuerpo desnudo indiferente ante los flashes de los reporteros. O también.. El reloj del salón acababa de dar la diez. La mujer despertó a la cuarta campanada. Con ojos aún nublados de sueño, no reconoció aquella espalda, ni los largos brazos del hombre que yacía a su lado. Con un gesto pudoroso se cubrió los pechos y busco a tientas su ropa. No sabía quién era aquel hombre y mucho menos donde estaba. Bajo una jarra con agua en la mesilla de noche, dos billetes arrugados. Esas cosas. Misterios de la palabra escrita, trazos negros con florituras de mariposa, alianzas con la fantasía, rutina de los días con relojes, con horarios inflexibles, con cordones al cuello, con necesidad de creer que hay otras posibilidades, otros caminos, una mirada bajo la alfombra, flagelarse la espalda con escritos llenos de mentiras, de verdades imaginadas, de necesidad de inventar lo que no. Ilusiones. Lluvia de gallinas desbordando la tinaja bajo los agujeros del tejado. Alrededor de la cama caballos invisibles piafan y agitan las crines húmedas por el sudor, cocean a un imaginario caballero, trotan por las nubes formadas en los sueños de una mujer desnuda, dormida, abandonada sobre las sábanas negras. Desde la ventana, un hombre, real, la mira y en sus ojos baila el deseo. Al fondo suena un piano.


(sigue)


Aquí


10 comments :

Єѕтnoм dijo...

llevo días colgada de tu blog...como muy bien me has hecho ver, no he sabido expresarme al referirme al "veneno" de tus palabras, de tu música, de tus imágenes pero, te aseguro, que con sólo un chasquido de tus dedos podría enamorarme de tí...(si te molesta, no me lo tengas en cuenta)

Pedro M. Martínez dijo...

Pues nada, ondina, me parece muy bien, chasqueo mis dedos por si se produce el milagro, agradezco enormemente tus elogiosas palabras, cubro mi cabeza con ceniza, afinos mis cítaras, atuso mis bigotes, me silbo en el espejo y sigo con mi metonimia.
Olé las chicas guapas que saben leer.
Muchos besos.

Єѕтnoм dijo...

...se produce, se produce, te lo aseguro...

Pedro M. Martínez dijo...

Ya notaba algo, ondina, una agradable sensación subiéndome por la nuca.
¿Será un milagro?

Єѕтnoм dijo...

para mí sí lo eres...

mirada dijo...

Ay Pedriño.... Besos, muchos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Siempre cabe la sorpresa en mitad de la noche. No s� si dejar a mano mi enagua de seda. Besos, querido amigo.

Pedro M. Martínez dijo...

Ya no sé qué decirte ondina

Pedro M. Martínez dijo...

Los tuyos nunca son muchos Mirada

Pedro M. Martínez dijo...

Déjala a mano Isabel Romana, nunca se sabe.
¿Qué tal va Siqueo? ¿Revive?.
Besos.

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