Bonoloto
Diez y media de la mañana del lunes. El bar del puerto, también administración de la bonoloto esa. Frente a la ventanilla un “veraneante”, con sus boletos. Cuatro hombres de bastante edad esperando. El “veraneante” habla y habla con la señora del bar, no termina. Cinco hombres esperando, cuatro hablan en un galego cerrado.
Veraneante: ah, quería sellar el boleto de mi mujer pero lo he tirado a la papelera sin darme cuenta.
Señora del bar: todavía no estará llena, mire usted a ver si lo encuentra.
Ya somos siete hombres de edad esperando, alguno hace gestos de fastidio.
Veraneante: no lo encuentro (y busca y rebusca entre los boletos arrugados)
Señora del bar: tiene que estar ahí, mire usted bien.
Somos nueve. Uno dice “el puerto lleno de gente, lo menos quinientas personas y la gaviota me caga a mí”. El “veraneante” se siente aludido pero sigue rebuscando.
Veraneante: no está (no se le ocurre apartarse y buscar su puta papeleta con calma)
Señora del bar: seguro que está, mire, mire.
Somos once, esperando, hombres, de edad, cabreados, muchos dicen palabras que no entiendo pero que califican al “veraneante” de forma precisa, poco amable, sí, pero lo definen bien. A mí también se me ocurre alguna pero su madre no tiene la culpa.
Veraneante: creo que es esta, pero no estoy seguro
Señora del bar: si usted quiere se la sello.
Veraneante: ¿y si no es?
Señora del bar: viene usted luego y le hago otra.
Veraneante: no, si no es por el dinero.
Los trece hombres de edad que estamos esperando turno le llamamos de todo en gallego, en castellano y uno rubio en inglés. Lo más suave es pesado. Le gritamos con las venas del cuello alteradas.
Veraneante: selle, selle, lo que quiera, al azar.
Señora del bar: cuatro euros.
Y se va el individuo con sus boletos, muy digno, mientras los quince hombres de edad le decimos de todo, uno quiere pegarle, le sujetamos.
Así se van las mañanas de los hombres de edad.
Por cierto, hoy tampoco me ha tocado nada.
2 comments :
Qué pesada es alguna gente. No se me ocurre nada más que decir.
Un saludo.
Dorotea Hyde este tío era pesado e inconsciente. Y maleducado. Un metepatas.
Saludos.
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