El Divino.
Ángel Lázaro nació en Tudela en 1898,
su familia se vino a Bilbao. Estudió
en el colegio de los Escolapios. De Ángel decían sus padres que era
bruto, pero buena persona, que lo suyo
no era estudiar, esto produjo serios quebraderos de cabeza a la familia.
El Divino, era un joven francamente atractivo, de una belleza que
llamaba la atención entre las mujeres de Bilbao. Paseo abajo, paseo arriba, acera izquierda, acera
derecha de la Gran-Vía se veía su apuesta figura. Ángel siempre andaba metido
en líos de faldas, su madre decía de él: "Que era un ruiseñor que cantaba
siempre donde no debía". Pisaba con zapatos de charol, a juego con su
impecable terno, bonito que era él, con el cuello almidonado y un pañuelo de
seda asomándole el bolsillo de la chaqueta, con los guantes en la mano y una
gachí en cada brazo, pisando altanero. Las mujeres se lo rifaban de puro guapo
"DI-VI-NO, oye DIVINO decían.
Ángel hizo la mili, le tocó África. Con razón dijo Millán Astray al
ver su planta: Señores aquí tenemos un soldado. El Divino no estuvo lejos del
Desastre de Anual, por Ceuta, Melilla y Tetuán se le conocía por el "Niño
de la Joyería". A este ruiseñor no le fueron bien las cosas por África. Un
día en un gesto galante y mal interpretado, tiró el capote para que lo pisara una
bella mujer y resultó ser la esposa de un oficial de la Legión y el Niño de
la Joyería salió pitando para la
península.
Durante la guerra civil le tocó cavar trincheras con su amigo Faustino que
era el dueño del restaurante Arenal. También pusieron un taxi a medias entre
Faustino y él pero siempre pasaba lo mismo, el Divino no cumplía con sus
obligaciones laborales y el negocio no prosperó.
Ángel era un "manitas" arreglaba relojes, máquinas de coser y de
escribir. La madre le compró una lonja con la condición de que le pagara una
pequeña renta mensual, condición que el hijo nunca cumplió, no sabía estar
sujeto a un horario de trabajo y someterse a una rutina.
El ruiseñor comenzó a volar por su cuenta, trabajó algún tiempo con Alfredo
Álvarez que tenía taller de joyería desde el año 1899, en la calle Tendería en
el 38 primer piso.
Acudía al frontón de San Roque de Archanda, donde jugaba a pala con
pelota de goma, lo hacía bastante bien. Era elegante y pulcro jugando,
siempre iba ataviado con pantalones, polo y zapatillas blancas. El Divino de joven |
LAS ANDANZAS DEL DIVINO:
Ángel hizo del frontón su modo de vida, apoyándose en la venta de un
extenso muestrario de relojes y joyas que siempre llevaba consigo.
Acudió al frontón de Zabalbide que
era la cuna de la pala en Bilbao, allí vio jugar a Begoñés I, a los hermanos
Amorebieta, Larrucea y Larrínaga.
Y en la mejor cancha de pala de
Bilbao, el frontón Euskalduna que se volvió a inaugurar en Diciembre de
1939 después de su destrucción por la aviación franquista. En este frontón se
inició en las apuestas. Apostador de frontón, caballero de fina estampa y
joyero de profesión, sus brazos y entretelas dejaban a la vista toda la valiosa
mercancía.
Según dice él, los años 1950 fueron
su mejor época, nunca le faltaron mil duros en el bolsillo, coche y piso
propio. A los corredores de apuestas les llamaba "gorriones" y se
conocía la jerga de los frontones: dar changüi o dar coba, cubrirse o ir al
tocho. En sus mejores años se le vio conduciendo un Bugatti por Bilbao. Frecuentaba
la amistad de Manolito "El Honrado" un especulador inmobiliario que
ganó mucho dinero y lo quemó con la rapidez que lo ganó. Solían acudir a jugar
a la ruleta en el Casino de Biarritz.
Se conocía todos los frontones de
Bizkaia y de Gipuzkoa, buscando coger apuestas ventajosas y poder vender su
mercancía.
En Agosto de 1957 desaparece el Frontón Euskalduna y un pedazo de la
historia de Bilbao, en él también se vio, boxeo, lucha libre, mítines
políticos.
AMIGOS Y AFICIONES:
Alternaba con Txupito
Echevarría,Pablo Galindez y Gabriel Gobeo el cirujano. El Divino hacía su
paseillo de primera espada por el Arenal el Boulevart o el ya decadente Café
Suizo de la Plaza Nueva, donde solía cortar orejas. Los bailes del Suizo con
señoritas carentes de afecto o de media virtud, el Divino brillaba con luz
propia.
Eran días de póker, champán, besos
robados y mucho guapeo. Vestía un gabán de paño fino y tenía un espléndido
ropero. Era cliente de los mejores sastres de Bilbao, Gueberri en el Boulevard
y Díaz que tenía el taller junto a la calle Correo y le hacía la espalda de una
sola pieza. Llegó a tener hasta doce trajes, que costaba cada uno cuarenta
duros, todo un lujo de señorito.
El Divino fió su futuro al cobro de una herencia del tío José Lázaro
Galdeano, millonario y coleccionista de arte. Mientras llegaba el providencial
maná, iba colocando relojes y joyas a pelotaris, corredores del frontón, amigos
y socios del Club Deportivo.
Solía alternar en la cafetería Reno, en la calle Autonomía ya estaba
anocheciendo y se dirigía hacia su casa, al pasar por el puente Cantalojas le
salió un "mangui" con una navaja exigiéndole dinero !Donde vas tú¡
!Si soy Angel "el Divino"¡ guarda esa navaja, sacó unos billetes del
bolsillo y le dio veinte duros.
De su vida sentimental sabemos que vivía con Menchu Llorente que era
peluquera y más joven que él. Una mujer de rasgos fuertes, tez morena y de pelo
negro. De esa unión nacieron dos hijos José el pequeño y Ángel. Años después el
entorno familiar le presionó para que regularizasen su situación y contrajo
matrimonio con Menchu.
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EL DIVINO Y EL FRONTÓN DEL CLUB DEPORTIVO DE BILBAO:
Fue en el Frontón del Club Deportivo
"El Templo de la Pala"donde el Divino alcanzó fama y notoriedad en
todo Bilbao.
El domingo 8 de Octubre de 1967 por la mañana y con un Aurresku de
honor se inaugura el frontón, presidido por el doctor Don Santiago Guerra, presidente
del Club y las autoridades competentes.
Tras diez años de orfandad vuelve la
pala a Bilbao con los mejores palistas del momento: Jon Arrieta, Daniel
Solozabal, Murgia II, Razkin II, los hermanos Arribillaga Agustín y Federico, Juanjo
Salvador, Jorge Utge el pibe, Kiko Caballero, Zilbeti y el más grande de todos
ellos "Manolo Iturri".
Allí se juntaba el Divino con Antón
Eguía (El Correo),Fernando Castro (Deia) ,Manu Agirre (El Correo) José Ramón
Basterra, el hijo del recordado "Aitona". Txomin Altube gran
entendido del mundo pelotazale, y futuro presidente del Club Deportivo. En ese
mundo variopinto y colorido también coincidió con Zubielki "Limpias" jugador
de ventaja y apostador profesional. En cierta ocasión él y el Divino se
cruzaron una apuesta, que no pudo llevarse a cabo por un tirón muscular del
Divino. Ángel se cuidaba mucho, jamás tomaba alcohol, solo café con leche.
El Divino hacía la entrada al frontón ya
empezado el partido, para hacerse ver por el público que le aplaudía y
vitoreaba, el Divino se daba un baño de multitudes. En un festival de
pala, con la grada completa el Divino se encuentra con su asiento ocupado, algún
novato que no le conoce. Ángel le quiere hacer levantar de su localidad, hay un
forcejeo el interpelado le enseña la entrada con el número que ocupa. Pero el
público le abuchea al intruso y este se marcha avergonzado, el Divino ocupa su
asiento con gesto solemne y complacido.
Un día en la bodeguilla de Dolores,en la calle Henao se encuentra cara a cara
Manolo Iturri y el Divino que venía de perder y sin mediar palabra, ni saludo
le espeta:!Eres un buen chico, pero un cerdo¡
En ese partido de pala iba ganando
Iturri y en el último momento dio la vuelta el partido y perdió la apuesta. Así
se las gastaba el Divino, pero era buena persona, generoso, de trato excelente,
tranquilo, equivocaba los nombres, buen corazón, honrado y cumplidor. Era un
poco niño, ingenuo un pelotari que le había hecho ganar un buen dinerito le
dijo: Tu pórtate así, y gana siempre que yo te invito a pasteles si quieres.
Lo mismo que se le recibía como a un Julio César venido de las Galias en el
frontón se fue dejando la vida y los duros. Una tarde de aciago recuerdo perdió
de golpe 500.000 pesetas, pero mantuvo el tipo y con gesto torero, saludó a la
afición e hizo mutis por el foro. Nunca dejó de asistir al frontón, solo una
vez que tenía bronco-neumonía y no podía con su alma.
EPÍLOGO:
Ángel, el Divino a sus 82 años,
no se arrepentía de nada y confesaba: He
vivido bien, he comido bien y nunca me han faltado las mejores
"gachís", no me siento arrepentido, al contrario satisfecho de mí
mismo.
Ángel era un hombre muy
coqueto, no llevaba gafas de puro presumido. Era un hombre que había vivido de
su atractivo físico. Su voz era melosa y dulce. Muy educado y galante con las
mujeres. Tenía buena planta, había vestido con elegancia, coquetamente se teñía
el pelo y ya mayor llevaba jerseys de cuello vuelto en blanco y en azul claro,
que ocultaba las carnes de la papada, que
le colgaba. Seguía vistiendo con pulcritud y aliño de mayor.
El día 1o de Febrero de 1993
moría el Divino a las 17 de la tarde, en el Hospital de Basurto iba a cumplir
en Abril los 95 años, sus restos reposan en el cementerio de Baracaldo.
Extractado de un artículo de la
página “Memorias del club Deportivo”
Archivo y Hemeroteca Diputación
Foral de Bizkaia
Antxón Urrosolo (El Correo)
La pala, la dificultad hecha
juego, José María Azurmendi Garramiola
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