Black Swan, Negi Yakisoba
Los fríos peces se besan entre las hierbas del estanque, un hombre llega con la palabra locura escrita en la frente, los ciegos palpan su cabeza y no entienden esos rasgos retorcidos, el hombre ríe frente al espejo. Nadie nos dijo que debamos ser felices sin remedio, nadie nos habló de albañiles levantando la pared que nos separa, invisible muro de imposibles y caricias muertas, amores rotos que cantan los pájaros de la noche. Así, adecuándonos a lo breve, a lo fugaz, a lo desechable, a lo íntimo, a lo que no (les) importa. Nos hemos acostumbrado. ¿De qué hablas, tío?
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