Sé que me escuchas.
Oh, Mujer sin niñez ni adolescencia, adulta constante, desde que nació.
Mujer Jericó, te he rodeado tocando trompetas, nada.
Mujer Lugo, he roto mi frente contra tu muralla, nada.
Mujer Reina me he postrado de rodillas frente a las escaleras de tu palacio, la frente humillada, nada.
Mujer Obispo, he orado, me he dejado un cilicio en el alma, he puesto velas a todos los santos, vivos y muertos, nada.
Mujer ornitóloga, soy ese pájaro desplumado que no paraba de chocar contra tus cristales.
Mujer miope, soy esa sombra que ha optado por el silencio.
Mujer sorda, soy ese hombre que ya no gesticula al otro lado de tu mundo, no, no es una película muda, es que no hablo, esta película no la has visto.
Soy este hombre desarrapado y orgulloso que recoge los cartones de su propia entrega, ese que silba por otras calles, el que ha decidido cambiar de cara, de dientes, de ojos, de discurso y aquí estoy, en el reino del silencio.
Sé que me escuchas, cabrona.
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