Pero sí.
El tiempo es así, le da por pasar y pasa. Resulta que mañana termina julio y anda el personal revuelto por volver donde solía o escaparse a lugares menos vistos, más aireados, soleados o meterse en un agujero y escarbar en sus intimidades para intentar encontrarse. Yo qué sé, pero Parker esta tan agobiado como tantos y necesita oxígeno, necesita saber quién es dentro de este carrusel de subir y bajar, de dar vueltas de campana. O no saber pero estar más tranquilo, sosegarse. Por eso baja sus persianas hasta que conozca los nuevos límites, hasta que intuya donde empieza la realidad y donde termina lo que no. Es un trabajo casi imposible pero quiere dedicarse a ello con toda la intensidad de no hacer nada o eso dice. En realidad espera que un arcángel, un demonio o alguien así se pose en su hombro y le dicte nuevos alfabetos para poder decir lo que no dice, para sentir…no, de eso va bien servido, para perderse en paisajes, horizontes, nubes, acentos y eso, que se va de viaje, de viajes en realidad. Ahora, como los niños, mete la cabeza debajo de las sábanas y si no le ven no existe. Pero sí.
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